I
Invoco el recuerdo intermitente
de mi juventud
cuando cada noche
los sueños clamaban mi bienestar
acariciando los bordes
de una incipiente introspección
Sentía el calor de las hogueras
endureciendo los vacilantes fluidos
de la amistad
llamaba a las cosas por su nombre
dejándome arrastrar por la premonición
o por la fascinante atracción
de lo aparente
Hoy subsisto
en una convencional madurez
infiel a la memoria que se pierde
náufraga del silencio
buscando en desordenadas imágenes
lo que pude haber sido
disecando los perversos argumentos
del azar
y sumergido en el irresistible oleaje
de los enigmas
En la presunción de errores imprecisos
indago la posibilidad
de cambiar el sentido de mis pasos
II
En estas horas de desasosiego
presiento la infidelidad de tu amor
que comparece puntual en cada cita
y se abalanza sobre mí
desde unos labios que me extrañan
pretextando excusas inconexas
con las que pretendes disimular tu hastío
Me hablas con palabras que no te corresponden
te ocultas atada a los sollozos
sin atreverte a decirme tu verdad
incluso a parar el tiempo
y aplazar nuestra derrota
A deshora la calle estaba llena de gente
pero intuía un aislamiento
desconocido en tus ojos
mientras otra pareja se despedía con un
¡hasta luego!
en el instante en que tú te alejabas
Y deduzco que te he perdido
para siempre
III
El amor desaparece
exigiendo borrar su memoria
cuando llega la carta
de alguna amante
que cierra las cortinas
al luto áspero de las viudas
Resurge la pasión renovada
que esconde su rubor de adolescente
en imprecisos agujeros negros
de secretos que no serán nunca
compartidos
Alrededor de sus cuerpos desnudos
creen escribir una nueva historia
pero vuelven
a las mismas frases desgastadas
de siempre
IV
Vives envuelta en tu nube
cuando coqueteas
si la luna asoma llena
y es siempre la de ayer
aunque sea luna nueva
Crece y mengua
si en el llanto la acompañan
los cuartos que tañen
las campanas de tu iglesia
Mira la sonrisa de la luna
esta noche te vestirás con ella