No debo permanecer un día más en la fragilidad
y ni siquiera recuerdo de qué huía
cuando acepté implicarme en este desorden
o sentarme a tomar el sol con los ancianos
una mujer me cerró la puerta de su casa
sin querer escucharme
y me siento capaz de recomponer en otro lugar
las piezas desgastadas del rompecabezas
© Fernando Sabido Sánchez
AUTORRETRATO
Desnudo en los caminos
duermo sobre el polvo
y respiro el olor de la muerte
enredándome en la pegajosa geometría
de las telarañas
espero al relámpago
para beber el semen de los árboles
y escapo del tiempo
hacia ninguna parte
buscando en mi brújula a la luna
no encuentro ciudades
bajo las aguas de un arroyo que no dura
ni el color de las flores
sólo vocablos compasivos
empapados en vinagre
© Fernando Sabido Sánchez
Ella
indagará tu hoguera
ocultándose
sin pedir nada
y te amará
para no morirse
mientras dure
lee sus labios
cuando no te hable
y no preguntes
sólo agradece
la suerte no buscada
sin mentirla
sentirás el deseo
precipitadamente
desnudando erizos
con agonías de sexo
o amarrado al galope
de los zarpazos
no te impacientes
cuando la luna
le traiga lágrimas
sin proponérselo
y mira su boca
fósforo enrojecido
que se ilumina
cuando sonríe
© Fernando Sabido Sánchez
NUNCA SABREMOS
Nunca sabremos qué hubiera ocurrido
si hubiésemos cambiado de ciudad
sin habernos desnudado
aunque agradezco
las fresas que me ofreciste con sabor a amargura
y que fuera un domingo por la tarde
cuando tus ojos
me regalaron ese momento irrepetible
perdonando mi engaño.
© Fernando Sabido Sánchez
Jamás se dirigieron la palabra
pese a tener algo en común
coincidir puntualmente cada tarde
en el último vagón de un tren de cercanías
acaso alguna vez
disimularon las sonrisas al cederse el asiento
absortos en la individualidad confundida
de la multitud
evitaron la oportunidad
de cruzarse un ¡hola! ¡buenas tardes!
o hacer más breves
los veinte minutos largos del trayecto
sin atreverse a frecuentar
ninguna miniatura irrelevante de sus vidas
el más joven no ha subido al tren desde hace meses
el otro al recordarlo
se pregunta con indiferencia
si se habrá comprado un automóvil
© Fernando Sabido Sánchez
Al oscurecer
se pierde estérilmente
la belleza de todos los paisajes
porque nadie sabe retenerla
entre sus manos
sólo la sensibilidad de ciertos ojos
fotografía con sales de cinc en la memoria
los rescoldos
© Fernando Sabido Sánchez
Fui feliz unas horas
o quizá no tanto
tal vez fue un instante
y aún no lo entiendo
© Fernando Sabido Sánchez
Miro el árbol libre
al que me abrazo con el viento
y escapo del bosque en el que viven
los dioses que manchan con sangre
al crepúsculo
no ha oscurecido
y siento haber perdido otro día
sobreviviendo al desgaste de un amor imperfecto
en el que no ocurre nada
una persistente migraña
me recuerda mi biografía
llena de hojas en blanco
© Fernando Sabido Sánchez
EL MIEDO
Quiso quedarse a solas con sus miedos
exclaustrado de la realidad
y como era un hombre
la sociedad le afeó la conducta
¿qué hará desde ahora con las lágrimas?
es posible que finja
la euforia pasajera de los héroes
consciente de que su propia vida
ha concluído
© Fernando Sabido Sánchez
SIN RECIPROCIDAD
Recorrí los suburbios de la irrealidad
hasta que un destino en el que no creo
quiso que supiera de ti
y escuché los primeros latidos auténticos
del corazón,
de un vendaval que me incendió el alma
aunque sin reciprocidad
hoy, tu lejanía es un cuchillo afilado
que deforma mi perspectiva
intimidando al pasado y al futuro,
y desde mi percepción cartesiana surge la certeza
de que aún queda otra vida,
para saber vivirla
© Fernando Sabido Sánchez