Como todos los años, a los amigos que habéis estado aquí, en buenos y malos momentos, os felicito en estas fiestas con uno de mis poemarios, que lo disfrutéis
Fernando Sabido Sánchez
Primera edición: Diciembre, 2007
Segunda edición: Diciembre 2009
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A María del Pilar Martín Blanco,
Paqui Guerra, Verónica y Javi Sabido,
y a Sandra Delgado
A veces me entran ganas
de levantar la piel
y preguntar:
“¿hay alguien ahí debajo?”.
Charles Bukowski
I
Desnudo en los caminos
duermo sobre el polvo
y respiro el olor de la muerte
enredándome en la pegajosa geometría
de las telarañas
espero al relámpago
para beber el semen de los árboles
y escapo del tiempo
hacia ninguna parte
buscando en mi brújula a la luna
no encuentro ciudades
bajo las aguas de un arroyo que no dura
ni el color de las flores
sólo vocablos compasivos
empapados en vinagre
II
Me resisto a escribir con tiza
sobre la cal de tu fotografía
y enviar a buscarte al aeropuerto
un impostor
que repita el abrazo rutinario
de nuestros encuentros
tengo la impresión de poder lastimarte
porque te he sido infiel
soñando con la Venus del Louvre
de la que presumías parecerte
imitando su posado
lo cierto es que esta tarde
giran con furia los orgasmos
y considero obsceno tu desnudo
al trasluz del vestido
III
He entornado los ojos
y me sorprende el frío
respirando en voz baja
en este preciso instante
una mujer de cara pálida
piensa en mi con amargura
IV
No estás conmigo
desde hace tiempo
aunque vivas a mi lado
y siento el deseo de olvidarte
desaparecer de tus ojos extraños
regresar de ti
sin pisar el agua de nieve
destruyendo tu leyenda
si me fuera posible
V
Leo el diario
y el olor a tinta
se mezcla con el aroma
de un café muy cargado
en el suplemento cultural
reparo en la fotografía de un viejo pintor
ilustrando
una entrevista vacía de contenido
miro mis manos
desgastadas por la vida
y de repente
se dibuja en los posos mi rostro
yo también dejé atrás
pinturas y poemas
aunque nunca
debí creerme un artista
VI
El otoño, que viene de robar a los árboles
el disfraz de las hojas
quiere envejecer ahora
sentado en las rodillas de la nieve
y siente celos de Claude Monet
que vuelve de la eternidad
cada primavera
a pintar nenúfares
en su estanque de Giverny
VII
Has arrastrado inútilmente
tu vida por la miel
sin poder apreciar
toda la gama de sabores
mintiendo al amor
y aspirando el polvo
¿dónde está encarcelado tu misterio?
amor siempre inseguro
que desprecia las llamas
abriendo las puertas
al verbo frío de las cicatrices
más allá del orgullo
que huye llevándose el pasado
y tendrás que volver
para saber de dónde has venido
VIII
Tus amigos quieren arrancarte el luto
sin saber que bajo el velo ocultas
el vestido de novia que no has estrenado
y que echaste todos los cerrojos
a tu vida sin pedirles auxilio
abrazas a la viudez no consumada
ignorando los presagios de tu vientre
que se anuncian de forma extemporánea
y te niegas la felicidad de los incipientes latidos
abandonando tu corazón a la intemperie
IX
Ella
indagará tu hoguera
ocultándose
sin pedir nada
y te amará
para no morirse
mientras dure
lee sus labios
cuando no te hable
y no preguntes
sólo agradece
la suerte no buscada
sin mentirla
sin ser adulto
vas a saber
que los años circulan
por las aristas
y apenas una línea
separa la realidad
de lo posible
sentirás el deseo
precipitadamente
desnudando erizos
con agonías de sexo
o amarrado al galope
de los zarpazos
no te impacientes
cuando la luna
le traiga lágrimas
sin proponérselo
y mira su boca
fósforo enrojecido
que se ilumina
cuando sonríe
X
Me ofreces todo cuanto te queda
hasta la piel oscura que te regaló la luna
la última madrugada de tu infancia
cuando se ocultó entre las nubes
dejándote a solas con el miedo
y no te he escuchado nunca lamentarte
si tu hija te reclama antes de dormirse
que le inventes un cuento cada noche
XI
Cuando vuelvas de vacío me buscarás
junto a tu estatua de hielo abandonada
cuidando el nido lastimado de los dátiles
alguien ha sembrado de hogueras
los caminos embarrados del jardín
para borrar definitivamente mi rastro
XII
Jamás se dirigieron la palabra
pese a tener algo en común
coincidir puntualmente cada tarde
en el último vagón de un tren de cercanías
acaso alguna vez
disimularon las sonrisas al cederse el asiento
absortos en la individualidad confundida
de la multitud
evitaron la oportunidad
de cruzarse un ¡hola! ¡buenas tardes!
o hacer más breves
los veinte minutos largos del trayecto
sin atreverse a frecuentar
ninguna miniatura irrelevante de sus vidas
el más joven no ha subido al tren desde hace meses
el otro al recordarlo
se pregunta con indiferencia
si se habrá comprado un automóvil
XIII
En los bordes de la noche aparco la rebeldía
y me escurro hasta la dulzura del vino
para entrar en el recuerdo burlando a la fiebre
paso a paso recorro los incendios provocados
en los que me quemaba para empezar de nuevo
ignorando los motivos de arrojarme al vacío
sin dejar que me empape la lluvia
en el haber de mi memoria permanece
el no haberme jamás arrodillado
XIV
Escribo cartas para seguir existiendo
cascadas de palabras
que liman asperezas
de un pasado profusamente sedentario
y necesito explicarme
aunque sólo a mi me incumba
se borran sin retorno las figuras
matizando el dolor aún confuso de caídas
o delirantes mariposas de colores neutros
que fijan miradas ausentes en los ojos
XV
El día que creíste
tener las cosas claras
enfrentándote a su mirada
te rompió un brazo
para que supieras a quién pertenecías
y desistieras de pensar por ti misma
te despreció como ser humano
ridiculizando tu sensibilidad
pero no le dijiste basta
y por enésima vez
le has perdonado
XVI
Inician el vuelo
con los brazos extendidos
como alas abiertas
y el viento
disipa el humo
que viola a la luz
mancillándola
intercambian abrazos
que asfixian al odio
y es posible en el mar
pájaros posados
en un césped de espuma
tejiendo las mortajas
de la última guerra
XVII
No soy el ser perfecto
que supones
me pienso impuro
y un tanto inexacto
aunque desprecio
las monedas que me lanzan
sobre la mesa
es cierto que a menudo
me dejo herir
por un vago pensamiento
que frecuenta el asombro
converso al ateísmo
y al cielo que no existe
poblado de sotanas
no busques fidelidad
después de tanto tiempo
y desanudar la túnica
de lo convencional
para cerrar los ojos
porque sólo soy
yo mismo
XVIII
En este delirio predominan las apariencias
la ficción de ascender en el escalafón
y un convenio de boda escrito en hebreo
que te pagarán con monedas acuñadas en hielo
observo el trayecto imaginario de la aguja
que enhebra hilo virgen en tu traje de novia
XIX
Heredamos del paraíso terrenal
campos de manzanas deliciosas
e infinitas especies de serpientes
no es pecado destruir la leyenda
y gozar tranquilamente del sexo
con tan excelsas tentaciones
XX
Déjame ocultarte
de una multitud frustrada
en el refugio de los acantilados
de un océano
descifrando los latidos duplicados
de las mareas
volverás al inicio
envuelta en el misterio del eclipse
exorcizando las voces
de los que te murmuran
cuando abrazas a la vida
con tus sueños intactos
XXI
Nunca compartimos los mismos ideales
y mi memoria llora el luto en tres actos
negando la sintaxis a los espectadores
han puesto precio a mi cabeza
los bufones del circo
e intento llegar a mi destino
antes de la hora
para no tener que comprar
el amor en rebajas
y procuro hospedarme en los teatros
porque en la ficción
nunca duele la muerte
XXII
Me he acostumbrado al ruido de los aviones
quizá para que el mundo no me parezca tan vacío
o tal vez me tranquiliza
que pueden ayudarme en caso de necesidad
a cambiar de lugar la rutina
ayer las nubes ocultaban el cielo
y agradecí que acompañasen mi huída
XXIII
Amor y muerte
palabras que siempre
terminan por fundirse
decidimos
alejarlas de nosotros
tacharlas del diccionario
sin que nos importaran
no sé cuál de los dos
escapó con otro amante
sin dar el pésame
fatalmente se abrazan
dos palabras
amor y muerte
XXIV
He vuelto por unas horas
a la que jamás fue mi niñez
a los años en que se ausentaban los pájaros
en el cielo nublado de todas las mañanas
sin encontrar el lugar secreto
en el que nos escondían los juguetes
un día dos niños se besaron
ignorando por qué el instinto
les empujó a ocultarse
en el nido abandonado de los gorriones
XXV
Estuve de paso por Córdoba
y me acerqué al edificio que han levantado
donde antes estaba nuestra casa
con el patio de naranjos
en el que los viejos se empleaban
descontando las horas
desde algún lugar de la memoria
me llegó el eco de tus palabras
¿te acuerdas, madre?
XXVI
Apenas es un niño y le obligan
a ser hombre contra su voluntad
y a trabajar encadenado al asombro
puede que gaste honradamente la vida
y que la fe le haga olvidar las preguntas
cuando tenga que comprar a plazos la miseria
no es casualidad que le enseñaran a rezar
desde la infancia
y mire con envejecidos ojos al espejo
XXVII
Miro la hora escrita en el sexo
de la noche
y aún es el día de ayer
que se muestra inoportuno
manchando a destiempo
la infidelidad de las caricias
mañana se borrarán las cicatrices
traicionando
las promesas imprudentes de la cita
o la ilegal presunción de la inocencia
XXVIII
Si supiera mi amor descubrirte
aunque fuera en invierno
viviría la póstuma estación de las lluvias
evitando que me ahogara la muerte
XXIX
Hasta ayer existías bajo el llanto
que te oculta del afilado contorno de la luna
girando tu rostro hacia un eclipse de nubes
o desnudando palabras para despertarme
hoy me dices adiós para abrazar al silencio
¿quién me hablará con tu voz?
XXX
TRAVESTIDO
En el ceremonial íntimo del solitario
las lágrimas se confunden con la cobardía
es un proscrito por la realidad de lo distinto
maquillaje que juzga la sociedad
de irreverente
ya en la calle cruza la frontera
misántropo en sus sentimientos de mujer
y la noche le sorprende
saldando su deuda con la naturaleza
allí donde nadie conoce su secreto
le han visto del brazo del mendigo
sufriendo por amor
en la prisa de las horas
mordiéndose el deseo
en la esquina del coraje
aprendiendo a convivir
en los sueños con las brasas
hoy se siente el protagonista de su vida
encerrada en el baúl de la infancia tantos años
y en la acera del placer prohibido
comparte con las putas
la desgarrada melodía de un blues
que estalla en el silencio
de un destino encadenado
a la ambigüedad maldita de su sexo
XXXI
A veces me despierto angustiado
con el temor de que el sol no aparezca
y la noche perpetua me devuelva
al origen del universo
cuando según nos han enseñado
no existía el ser humano
solo me consuela pensar
que aún no se habrían inventado
las armas ni las guerras
XXXII
Hay lugares en los que siento
el deseo de disfrazarme
caminar entre los enemigos
la apariencia que me piden
con el camuflaje
que desahucia a la sinceridad
creí haber desterrado los fingimientos
y que no viviría más
la ocasión aborrecible de parecer
borrando de mi rostro
la mueca indolora del adúltero
XXXIII
No puedo convencer a quien no me conoce
aunque debo estar agradecido
de saber aparentar en momentos puntuales
y reservarme mi verdad
sin desnudar los pensamientos
con el siempre fugaz e inconsistente
resplandor de los axiomas
XXXIV
Quiero resucitar tu desnudo prenatal
en la espuma de un mar extraño
abrazado a las mareas para no lastimarte
y las olas me niegan el pasado
borrando tus pisadas de todas las orillas
XXXV
Quiso quedarse a solas con sus miedos
exclaustrado de la realidad
y como era un hombre
la sociedad le afeó la conducta
¿que hará desde ahora con las lágrimas?
es posible que finja
la euforia pasajera de los héroes
consciente de que su propia vida
ha concluido
XXXVI
Es inútil que indague en tus ojos
el amor oxidado en las lágrimas
mientras bebo el vinagre de un beso
no debemos prolongar el naufragio
o disimular un paisaje de vientos
para plantar en el yeso las raíces
XXXVII
Nunca podré sembrar un millón
de árboles en las nubes
que proyecten su sombra
en los caminos de la lluvia
pero puedo recorrer las ciudades destruidas
contemplando las vidas que se apagan
en la tierra de nadie
el universo es ajeno
al ir y venir de las catástrofes
y sólo en la oscuridad se escucha
al silencio cuando habla
XXXVIII
Nunca sabremos qué hubiera ocurrido
si hubiésemos cambiado de ciudad
sin habernos desnudado
aunque agradezco
las fresas que me ofreciste
con sabor a amargura
y que fuera un domingo por la tarde
cuando tus ojos
me regalaron ese momento irrepetible
perdonando mi engaño
XXXIX
Aquel hombre prefirió desandar el camino
regresar de los remordimientos
para cruzarse contigo en la calle
sin esperar a después de la muerte
y sentirse otra vez forastero en tu vida
pero negándose la posibilidad
de traicionar a sus convicciones
XL
Me han hablado hoy de ti
de tu arraigo en el pueblo de Asturias
donde conocimos
a aquellos ancianos pescadores
siento haber olvidado
por primera vez tu cumpleaños
al mirar las rosas
que se estropearon sin cortártelas
o aquel viaje que planeamos
a la casa del lago
cuando deseábamos
que nos quedaran todos los inviernos
XLI
El verso es ahora totalmente libre
asimétrico
in ortográfico
lo puedes escribir
en una servilleta de papel
o en el espacio que desocupa
el anuncio de Coca-Cola
en una revista
hay quien saca las letras de las palabras
con las comas y puntos
las guarda
para dibujar alas
XLII
A la multitud no le concierne
el lugar de mi nacimiento
y me tomarían por loco
si les gritara mis problemas
me asomo con curiosidad a la ventana
para asegurarme que todo es pasividad
e indiferencia
como lo era ayer
y lo será mientras no admitan
que aún les puede brotar
una nueva voz de sus cenizas
llega tarde a su cita
la rebeldía con la conciencia
y puede ser que no se produzca nunca
el instante culminante
el momento irrepetible
en que se muestre en toda su magnitud el valor
o la frágil desnudez
que se burla de lo establecido
no hay otra realidad
cuando permitimos que la corriente nos arrastre
hasta el tramo final de la existencia
en el que están prohibidos todos los antídotos
XLIII
Vuelve a nacer en mi
conmigo
compartamos los sueños
para resucitar
lo que ha muerto
iníciame al amor
desnuda tus vivencias
y descubriremos
nuevos caminos en el tiempo
XLIV
Me cuesta creer
que he desperdiciado tantas oportunidades
o que haya llegado siempre tarde
y mis únicas lágrimas
las depositara en mis ojos la lluvia
es previsible que nadie me acompañe
el día que me cite la muerte
XLV
Estás a mi lado
disimulando la agonía
sin tratar de conocer
la verdad de los indicios
ignorando que intento ocultar
el perfume de la cólera
y que huyo de todos los naufragios
buceando en el veneno
solo compartes la herrumbre que sepulta
la pertinaz desobediencia a las promesas
o la memoria que oscila
con las ráfagas del tiempo
incriminada en la culpa perecedera
del agnóstico
más que nunca tengo la convicción
de que es inútil el sacrificio de los héroes
XLVI
A la difusa luz que habita
la penumbra del cabaré
el temblor de sus irritados ojos
se detiene en un cuerpo ceñido
en seda transparente
niega al corazón el disfrute
de la pasión que le es ajena
consciente de recaer
en el inevitable desenlace
hostil e incrédulo
del amor que se alquila
en la impostura de otra madrugada
arrastra su indolencia
que asesina cada noche
transitando la ciudad hueca de los años
malestar contraído
en eternas veladas
refugiado en el alcohol
de la vida apenas espera
unas palabras compradas
o la sonrisa mercenaria de una máscara
en algún instante de la velada
por enésima vez un desconocido
hará sonar en el viejo tocadiscos
el negro blues de la incomunicación
XLVII
Acudí a tu cita sin rostro ni nombre
escondiéndome sin poder ser nadie
vestía un traje del color de las sombras
para no dejar el rastro de mi amor en tu entorno
hicimos el amor ocultándonos
con la puerta entreabierta
dispuesta para una huída tan probable
aún dormías cuando salí de tu casa
de madrugada y me alejé
apartando la niebla con mis manos vacías
XLVIII
Tal vez crees que pueda existir el paraíso
y llegar a tocarlo brevemente con las manos
pero solo a la primavera
le nacen hojas en los árboles
sin proponérselo
ahora sabes que la vida se nos escapa
cuando la amarramos al viento
y que en una misma fotografía
no caben todos los paisajes que nos gustan
XLIX
Anoche soñé que me habían puesto en venta
ofreciéndome a la gente que con naturalidad
me observaba detrás de la luna de un escaparate
mostrándoles mi precio en una etiqueta
ahora dudo si fue realmente un sueño
L
No te he visto tan feliz desde ese día
en el que el vino quiso encenderte las mejillas
y acudías impaciente
a nuestro primer encuentro con el sexo
silbando con tus labios la canción del aire
pudo la prisa del tiempo envejecerte
escondiendo los años
hasta volver a encontrar en el ocaso
la inocente fragilidad de aquel instante
LI
Ámame desnuda para sentirte
en el lado más benevolente de tu amor
acariciando tus pechos y jugando
con olas gigantes que solo imaginamos
porque nunca las hemos mirado de frente
puedo creer que has renunciado
a repetir conmigo otros otoños
aunque no entiendo que sigas deshojándote
LII
Deseo algún día no necesitarte
y que tu abandono sea tierra húmeda
en mi caminar descalzo
por la ciudad de piedra
la incapacidad del presente
execrable coartada de la memoria
en el rechazo del deseo insatisfecho
extermina lentamente las horas
tallando arrugas de vejez anticipada
y acapara la inútil singladura del insomnio
LIII
Asfixiada en la rutina
has calcinado el tiempo de tu vida sin usarlo
pasando por los días
marcados con sangre en tu destino
sin concretar el alfabeto
con palabras de amor que te prohibías
alergia suspendida en los poros
de tu piel vestida de desconfianza
LIV
Has debido imaginarte mi locura
por haber dedicado estos años a imitarme
fingiendo la muerte en una habitación anónima
de la ciudad en la que sobreviven los resucitados
elegí no estar contigo negando tus citas
y aprender a escribir de otro modo nuestro libro
desmemoriando del pasado tus engaños
LV
Busco en tus palabras volver al silencio
para subir el último tramo de escalera
envejecer sin prisas
descosiendo de las horas circulares el agobio
y alejar las voces del suicidio
que alimentan en los sueños mi pesadumbre
LVI
Tu alma es cuanto deseo
y tu amor
tu amor es vida
soplo eterno
no es de materia tu corazón
es sentimiento
el vacío
tal vez fábula
efímero es tu cuerpo
LVII
Muere la tierra quemada
bajo el asfalto que niega
el latido de los árboles
buscando el agua secreta del invierno
en la ciudad que suplanta
de cemento a la naturaleza
la niebla es humo de automóviles
y la lluvia golpea los espejos de cristal
que abrazan a las oficinas
han repoblado las calles de videocámaras
huecos ojos digitales que espían
la soledad desplomada de la multitud
y la inclemencia de la cotidianeidad
se desvela morbosa
desde la caverna irreverente de los patriotas
los ciudadanos solo son un código
náufragos que regresan a sus jaulas
en impersonales ascensores
en la memoria silenciosa de la noche
las sirenas de la policía
perturban la frágil intimidad de los sueños
LVIII
Nos lanzamos al vacío maldiciendo el conformismo
en un alarde de libertad irreverente
es verano y la vida se nos antoja inexorable
con un amor poco más o menos enterrado
mezclamos con el sexo
palabras carentes de significado
justo en una época marcada
por atisbos de resentimientos
nada de nostalgia ni de sinceridad
apenas los rescoldos de un pasado derrumbado
obscenamente nos arrojamos en brazos del instinto
de un delirio obviamente pasajero
fingiendo los gemidos que cortejan al sexo
tiempo de pesadumbre sujeto
a la alucinación en que vivimos
LIX
He regresado a nuestra ciudad desierta
a las calles despobladas
en la que sólo sobreviven
el silencio y los insectos
dime
para qué gritar si no puedes ya oírme
recuerdo aquellos tiempos
la gente en sus asuntos
malgastando las horas
y fingiendo que viven
dime
para qué llorar si todo es inútil
esta noche te imagino
reflejada en la luna de entonces
herida de sueños
dime
para qué sufrir si no puedo tenerte
sólo queda un suburbio de sal
con viviendas teñidas de nácar
por las olas de un mar que no existe
dime
si ya no me amas
para qué sigue en alerta la muerte
LX
INSUMISOS
La multitud se asoma a la memoria
sintiéndose apremiada por el tiempo
y periódicamente hace balance
de las botellas vacías de cerveza
ajena a la mediocridad
la ilegalidad convoca en las entrañas de la noche
a presuntos delincuentes
investidos de una dignidad no impuesta
que en clandestinidad comparten
la fruta prohibida de su libertad
sorteando el espíritu alienante de las leyes
LXI
Esta noche
fundidos en un único ser
y ajenos a la gente
hablamos
soñamos e hicimos el amor
sin el permiso de nadie
mañana sentiremos
estar enamorados
y tal vez para siempre
nos arrepintamos al separarnos
en no tener el coraje
de reconocerlo
LXII
En el lienzo se encienden los colores
y cuando pinto estás en mi pensamiento
hoy me excitan incluso el blanco y el negro
que brotan de la mano
que un día esbozó caricias en tu cuerpo
LXIII
Con dieciocho años es un soldado moribundo
al que es probable le imponga una medalla
aquel individuo que le hablaba de la patria
quedan desprotegidas las conciencias
cuando el sonido de las ametralladoras
ahoga el leve rumor de las protestas
y la sinrazón investida de legalidad
certifica el desdichado oficio de las guerras
otra madre llorará el honor del hijo
sobre un ataúd envuelto en la bandera
LXIV
Una mujer me habló de su amor
en aquellos días en que me asfixiaba
la desgana
y me ofreció compartir
su sueño irrealizado
o tal vez su utopía más hermosa
por un instante medité una respuesta
pero a mis palabras las apagó el silencio
y se me hizo tarde
sin que la necesidad me lo advirtiera
ella volvió sobre sus pasos
a deambular las noches que tan bien conocía
mantuve distraída la mirada
mientras se alejaba estrenando otra desdicha
o acaso era el dolor que de nuevo la abrazaba
contra su cuerpo congelado
tan lejano aquel episodio en mi memoria
sigo caminando con obstinación la cobardía
LXV
He tenido que aprender más de un oficio
para rebasar ciertos límites
y no cimentar mi vida en un invernadero
entro sin llamar
a las casas sin puerta de los peregrinos
y me siento en el suelo a compartir palabras
sin aceptar las sugerentes ofertas
de los mercaderes
es difícil imaginarlo a la vez que rechazo
los esporádicos ataques de la melancolía
LXVI
Siempre ha sido un hombre solitario
que amarra su sonrisa
al primer café de la mañana
negándose a saciar su sed con las palabras
pero sin duda es un hombre de bien
que paga puntualmente los impuestos
los que dicen conocerle
descubren su perfil de visionario
pretextando solemnes ocasiones
en las que rehuyó
abrazar a la seducción en un prostíbulo
ingenuo de la noche
atesora sueños
confidencias
malgastando el silencio
en la desprevenida trastienda del delirio
o maldiciendo los conjuros de sus dioses
nuestro hombre se siente satisfecho
de poder dialogar en exclusiva con la muerte
LXVII
Me prometes un legado de horas de vigilia
en el lugar en que has abandonado tus libros de poemas
como si quisieras martirizarme con tu despropósito
a menudo me sobresalto al imaginar
en el transcurso de la noche
el sonido tan familiar al abrirse la puerta del garaje
y mi mente se adormece hasta el amanecer
detenida en los ecos dolientes de tu ausencia
es posible todavía percibir
al deseo que ladra su música en un descampado
acallando gemidos embusteros en la incertidumbre
o fingiendo el desamor
con besos manchados de un veneno impreciso
implacable aparece el rencor en la hora de la cita
donde unas lágrimas brotan
para acallar en vano al sentimiento
LXVIII
No debes ahora recordar
el pasado que compartimos
a destiempo
has conocido a otro hombre
y me dices te posee
una pasión insólita
que no te reconoces
escúchame
no puedes apagar el sol
además es mediodía
LXIX
No olvides que surgirán las preguntas
golpeando cada día en tus sentidos
te plantearás mil veces desandar los recuerdos
ausentarte del reciente pasado
o renegar de nuestra relación
la memoria es a veces un espejo inclemente
que se jacta en mostrarte como eres
y sabrás que ya no hay nadie que te entiende
LXX
He recuperado mi libertad
repito estas palabras
y no tengo ningún proyecto
porque el camino de piedras
que me llevaba a tu lado
ya no existe
han brotado las hierbas
entre esas mismas piedras y tú
te has cansado de esperar
LXXI
Debo mantener la mente fría
más allá de lo indescifrable
que puedo encontrar al otro lado de la puerta
hasta es posible que mis pasos
sigan recorriendo el círculo
pintado sobre la piedra gris de las penumbras
es hora de penetrar en el último laberinto
apartar con mis manos en la oscuridad
las telarañas colgadas en el mármol
buscar la habitación
en la que alguien que aún no conozco
interpreta al piano desconocidas partituras
dentro de la caja
en que se ofrece a la felicidad como un regalo
puedo guardar la hora de la angustia
en ampollas de cristal con dinamita
LXXII
¿A quién amo desde ahora si ya no me dejas inventarte?
me alimento de pensamientos disipados
para imaginar que aún sigo de huésped en tu vida
aferrado a hojas caducas de un árbol
de principios de octubre
ignorando la savia que tiñe en rojo al otoño
me abrazo a los recuerdos sin pretenderlo
a las sombras que se funden para traer la noche
esperando al destino que me vendiste escrito de antemano
o resbalando en el hielo de tus imprevisibles palabras
no me reconozco
perdido en un sentimiento que inspira nostalgia
desorientado por la desnudez
con la que intentas vestir el pasado
y fingir que me ausento desplomando al desánimo
el tiempo ha escrito contra mi voluntad
un testamento de escogidos despropósitos
LXXIII
Al oscurecer
se pierde estérilmente
la belleza de todos los paisajes
porque nadie sabe retenerla
entre sus manos
solo la sensibilidad
de ciertos ojos fotografía
con sales de cinc en la memoria
los rescoldos
LXXIV
Dormías envuelta
en el silencio de otra noche
soñé en tu sueño
y sentí el latir acelerado
de mi corazón
en ese instante se detuvo el reloj
para no marcar el tiempo
tan absurdo
que pasamos alejados
LXXV
Hoy bajaste las persianas de tu casa
como cada día
aunque sabes que en la calle
el sol luce con fuerza
en algún momento alguien
te empujará
a abrir las ventanas para siempre
y la luz hará crecer las plantas
saldrás a la calle
para que el sol abrase tus sueños
y te ilumine
LXXVI
Sabes que hace siglos ya no nos hablamos
aunque sigamos día a día arrojándonos palabras
escenificando la condena cierta a soportarnos
sin ser capaces de colocar en nuestro lugar estatuas
nos queda tan solo conocer el último secreto
cual de los dos leerá el discurso en el funeral del otro
LXXVII
No pude preguntarte sobre ti
porque nunca estabas a mi lado
cuando mirábamos la nieve
en aquellas tardes de conciertos
en Salzburgo
ahora que pasamos juntos
todos los veranos
deduzco que jamás llegaré a conocerte
LXXVIII
Ambos sabemos que nos separa
la distancia inaccesible de un naufragio
o las imaginarias coordenadas que trazamos
sobre la incierta superficie del mar
me reconozco en la impaciencia
de todos los amantes
pero a la vez
en la imposible concreción de un nuevo abrazo
que plagie la aparente felicidad de los enamorados
y reniego de la inútil vocación de solitario
LXXIX
Te desnudaste del vestido de fiesta
suplicando a la lluvia que mojara tu cuerpo
sin hurtar a las nubes el color de ceniza
que pintaba de gris aquel pantano de cieno
y decidiste borrar de la piel de tu sexo
el detestable tatuaje con mi nombre
LXXX
Extraño es el camino del Arte
que regala a los elegidos
toda una vida de incógnito
y pasar a la posteridad
transitando el exilio
de todas las presunciones
LXXXI
Verano
aún no llueve
bésame
y no temas
que nos separemos
invierno
pasan sobre mí
nubes negras
ya no estás conmigo
silencio
LXXXII
Cada cosa ocupa ahora su lugar
y puedo sentirme satisfecho
ha amanecido con el cielo plomizo
y es probable
que deba tomar precauciones por la lluvia
por vez primera en muchos años
no compraré el diario
ni tomaré el primer café del día contigo
hasta me planteo para mañana
levantarme al alba
y correr unos minutos por el parque
regresé a nuestra casa anoche
inusualmente pronto
y leí hasta la hora de cenar
mientras sonaba en el compact
una ópera de Tchaikovski
creo que Eugéne Oneguin
sólo al irme a dormir advertí
en que era la primera noche
de los últimos doce o trece años
que no pasábamos juntos
LXXXIII
Imagino tu voz en el silencio de mis noches
el vacío de tu cuerpo en el lecho de mi rabia
a mis manos dibujándote caricias en el aire
y a mis besos que encuentran a tus labios ausentes
espero estés buscando la libertad
el lejano lugar en que serás tú misma
a salvo de las obsesiones
que te han dejado al borde de la depresión
LXXXIV
EL AMOR
He recelado de tu existencia
en las tardes de lluvia ausentes de caricias
y sentí la imposibilidad de conocerte
en el recinto helado de un prostíbulo
intenté una vez imaginarte
en la herida de un beso transeúnte
en la luz extinguida de los sentimientos
y en la húmeda caverna de las lágrimas
en la hora siempre tan inoportuna de la niebla
o en la calle deshabitada del deseo
sólo consigo rozar con mis dedos
la piel de tu rostro inexpresivo
y te busqué para justificar mi culpa
en la breve escapada a la infidelidad
abrazando con ansia esos instantes
que ahora se me antojan irreales
LXXXV
El espectador involucrado en un crimen
perpetrado accidentalmente en su presencia
se derrumbó con el leve indicio de la sospecha
habitando la razón oculta de los asesinos
y el interrogatorio descubrió en sus ojos
el miedo que paraliza el ánimo
la autodestrucción selló en silencio
un ilícito pacto con la culpabilidad
en el inhabitable laberinto de la cárcel
el tiempo detenido
improvisa el relato novelado de la víctima
y la pena de muerte reveló
las bajas pasiones de respetables ciudadanos
hoy sabe que la culpabilidad o la inocencia
son meros aparejos de la subjetividad de la justicia
LXXXVI
Para amarnos no nos importó
lastimar a otros o soportar
el ladrido obstinado de los perros
abandonando sobre la hierba
los remordimientos
y acabamos devorándonos mutuamente
cuando apenas habíamos agotado
nuestra primera estación
LXXXVII
En la sepultura no se celebra el amanecer
cuando el cuerpo presagia el rastro del polvo
y el exilio del mar para toda la eternidad
no impide a la humedad su permanencia
en el camposanto comienza a llover
y no llora nadie alrededor de las tumbas
pediré en mi testamento ser incinerado
y que me muden en ceniza de inmediato
LXXXVIII
No debo permanecer un día más en la fragilidad
y ni siquiera recuerdo de qué huía
cuando acepté implicarme en este desorden
o sentarme a tomar el sol con los ancianos
una mujer me cerró la puerta de su casa
sin querer escucharme
y me siento capaz de recomponer en otro lugar
las piezas desgastadas del rompecabezas
LXXXIX
Te has dejado arrastrar al inaccesible territorio
en el que piensas borrar de tu lenguaje
la palabra maldita del amor
pisando las lágrimas de rotas promesas
óxido de la evocación en el abismo del ahora
niegas al presente la salvación
hurgando en el barro de tu memoria
con la mirada perdida hacia la frontera irreal
en la que se descompone el tiempo
y libras en tu interior una guerra sin sentido
abrazada a la imprudencia
jugando a la ruleta rusa con la muerte
prefieres entregarte al frío de la noche
esperando que cambie al rojo
el semáforo de un sueño
frágil en la debilidad
de un desmayo inesperado
cada paso te enreda a tu sombra en el espejo
sintiendo las horas del insomnio
perdidas entre el humo asfixiante de los automóviles
XC
Dejo de creerme necesario para nadie
y desisto de tejer una urdimbre simulada
no deseo el amor bendecido en una catacumba
o que se depositen mis caricias
en un cuerpo frío que realquila los rostros
abandono la ciudad donde nunca he vivido
acaso mutilando la esperanza en mi memoria
después de desalojar del último reducto a los afectos
ingenuo pese a lo evidente
con la boca cerrada a las adivinanzas
aferrado a los hilos de agua de la nieve
intento convencerme
de que sólo existes en mis sueños
XCI
La noche llega despacio
a la hora en que se sientan a la mesa vacía
los nuevos inquilinos de los suburbios
con la muerte comprada a plazos
en la perversa realidad
que ha roto el sueño de la tierra prometida
mueve el viento las cortinas
que nunca han existido en esa casa
fue inútil el viaje a través de algún desierto
o resistir la embestida de las olas
polizón en los relámpagos de un barco
anclado en un lugar perdido en la memoria
desde la acera una farola ilumina la habitación
hiriendo con levedad las sombras
de madrugada
es posible que alguien les contrate su trabajo
y comprarán en el supermercado
lo imprescindible para engañar al hambre
o tal vez sería una buena idea
dejarse apresar sin resistencia
para poder sobrevivir
a expensas de los contribuyentes
XCII
Me has dejado una breve nota
sobre la mesa del comedor y deduzco
que es real lo que sólo presentía
hemos bebido las últimas gotas de la pasión
a sabiendas de que había cumplido nuestro tiempo
proscrito el amor desde siempre
en el contradictorio pacto de dos irresponsables
volveremos a repetir
otras historias sin palabras engolfadas de egoísmo
ignorando la felicidad que nos seduzca
posiblemente a plazos
y será todo lo previsto o diseñado
cuando otro amante nos recite en un futuro
la vieja letanía del abandono
XCIII
A María Martín Blanco
Antes de conocerte
tú ya eras
sentimiento y mística
forjada en el conocimiento hinduista
sinfonía de cisne
avanzando por el lago de un sueño
al conocernos
me abriste a tus emociones
tu mas escondida e íntima puerta
privilegio de acceso a tu alma
que en mi torpeza
no encuentro
XCIV
A Sandra Delgado
Viviste una niñez extraña
pero en cambio tuya
con días de innecesario dolor
y el amor cercano de tu madre
siempre
has elegido vivir
a pesar de tus circunstancias
hasta es posible
que llegues a ser
buena actriz
¿qué eres hoy?
¿qué serás mañana?
acabarás forjada en hierro
nunca hojalata de miedos tan endeble
sé como quieres ser
sé libre
y no te arrepientas
de derramar tus lágrimas
sólo son agua
nunca alma
XCV
Cuando hubo amor entre nosotros
nos dirigíamos a la intimidad
prevenidos a compartir el sufrimiento
en un combate innecesario de egos
itinerario imposible a la felicidad
fue preciso descubrir el atajo
que transcurre por el placer
y olvidar a este lado del horizonte
los cíclicos latidos de la fiebre
XCVI
Han sembrado mi entorno de embustes
que me impiden oír
el murmullo de las oraciones
y escondo la locura
no mirando a los ojos del prójimo
encontrar un sitio a mi gusto
sin traspasar la línea
tras la que sobreviven los doblegados
es la última oportunidad
XCVII
Amo a una mujer y mi existencia
se prolonga en un vuelo ingrávido
alma cuerpo y maternidad
mas al amor no le reconocería si faltara el deseo
la pasión
o el misterio que se esconde en un abrazo
renuncio a quedarme atrapado
en el borde impalpable de la espuma
sin unir espíritu y materia
porque la vida nace de amor y sexo
XCVIII
Miro el árbol libre
al que me abrazo con el viento
y escapo del bosque en el que viven
los dioses que manchan con sangre
al crepúsculo
no ha oscurecido
y siento haber perdido otro día
sobreviviendo al desgaste de un amor imperfecto
en el que no ocurre nada
una persistente migraña
me recuerda mi biografía
llena de hojas en blanco
IC
Me niego a recorrer itinerarios casi inaccesibles
o volver al punto de partida sin comprometerme
a qué buscar la compañía para caer sofocado
en el pozo de agua dulce
que se seca todos los veranos
o ser como un pájaro apresado
anidando en su jaula
dejé Andalucía hace medio siglo
y sé que el sacrificio ha sido inútil
C
Era el último secreto y lo olvidé en una habitación
de la casa vacía el día que hicimos la mudanza
te mentiría si afirmara que lo he llevado conmigo
todas las veces que no te has atrevido a preguntarme
ahora que tratas de separar nuestras vidas
debes saber que te he sido infiel con la memoria
CI
Este es un buen lugar para quedarse
para mirar al amor desde el amor
haciendo confesiones en silencio
y tener muy claro el objetivo
de no apagar el sol a medianoche
atrás quedó una larga incertidumbre
pensar desde la piel de nuestros cuerpos
sin derramar una pequeña gota de agonía
hacer con los pedazos un presagio
conociendo la corta duración de los deseos
CII
Éste no es nuestro sitio
ni aunque hagamos cola
nos dejarán
mudarnos de los suburbios
aquí tienen ellos
sus ministerios y los museos
al lado del palacio
del señor obispo
CIII
Cierro los ojos y siento a la poesía
en el vértigo que impregna el olor del perfume
en la respiración fatigada de los hospitales
en el tiempo congelado de la ciudad milenaria
en el amor que hace más breve a la eternidad
en el silencio de tu boca tanto tiempo cerrada
me fortalece pensar que ocurra lo que ocurra
ella siempre estará conmigo
CIV
La libertad es un oscuro vacío
en el árbol genealógico de lo conveniente
desterrada en el linaje de la realidad
accidental graffiti
en el margen del libro apócrifo de la inteligencia
deambula por el tiempo
sin compartir ni la voz
con la legalidad del diccionario
negada por los errabundos de la verdad
es cómplice de la marginación
en el amputado aprendizaje de la sociedad
su silla permanece vacía
en el sótano olvidado de la razón
fortalecida por las caricias
que inventa con el roce del viento
aliada del silencio
en la puerta cerrada a la vida
cadena perpetua para el amor imaginado
cristal transparente que usurpa
la función inútil del espejo
pero mientras su sombra exista
anidará la ansiedad en los canallas
CV
Puedo hablarte del amor con palabras humildes
desde la espontaneidad de un sentimiento virgen
o el temblor que apunta indeciso a tus misterios
he recuperado mis impulsos
y la soledad es un recuerdo abstracto
que abandona un paisaje destruido
presiento nuestro futuro circular
deslizando por el lecho de un metal incandescente
que he logrado fundir con el hierro del pasado
dame tus manos e iniciemos el penúltimo viaje
al lugar de los que nunca se dan por satisfechos
perdurable porvenir que muestra los letargos
y el brillo artificial de un mundo escaso de sentido
CVI
Tiene prisa la edad en mostrarme mi interior
expulsar al infinito el frágil placer de los sentidos
angustiado en la pereza de un futuro imperfecto
los libros descansan en la mesa de la biblioteca
cuando los jóvenes que llenan las aulas
ignoran el eterno aprendizaje del conocimiento
CVII
Instantes antes de morir
la última lucidez arranca el sopor a la agonía
cuando ya no exigimos la luz a un sol oscurecido
y al camino
que nos regrese al principio
se amontonan en la habitación nuestras cosas
con la impaciencia de no haber hecho el equipaje
y un soplo de plenitud nos hace humanos
en la realidad del último despertar
CVIII
Tengo la certeza de no haberte conocido
evocando los paisajes de todos mis caminos
y me ocupa los sentidos la impaciencia
al sentirme mojado por las últimas lluvias
me detengo a contemplar el ir y venir de las mareas
sabiéndote al otro lado del océano
y sueño con el momento irrealizable del encuentro
CIX
El deseo se pudre en los labios
de una boca que nunca ha besado
mojando escalofríos con sabor a naranja
precede la taquicardia al imaginado abrazo
arrancando el velo de un luto innecesario
mientras crecen los maullidos de los gatos en celo
esperando una voz al otro lado del teléfono
esta tarde ha llegado de improviso la oscuridad
y la mujer mece en sus brazos un muñeco de trapo
evitando mirarse en el espejo
CX
Se construyen jardines para ocultar el vertedero
sumergiendo libros en las aguas infectadas del oasis
en el que a los jóvenes no les hablan de la Toráh
la madrugada se prolonga con los ojos vendados
en un trayecto prohibido a la meditación
en el que nada se mueva en ausencia de viento
y los no nacidos hereden una tierra inhabitable
CXI
Camina por inercia
mezclado en un cortejo de cuerpos desnudos
y desea oír el canto de las sirenas
descifrando pentagramas
le mira el aire desde una nube de hielo
que emerge de la estrella que madruga los viernes
atrayendo las mareas hasta su sexo
CXII
Has tomado la decisión
de no fregarle los platos
y arrojar por el desagüe del fregadero
tu dolor
quizá estás dispuesta
a regresar a Londres
y enterrar tu pasado
junto a todos los déficit
e incluso a vestir
con minifalda a la imprudencia
recuerda que él te eligió
como un atrezzo más
en el decorado de su vida
CXIII
Podemos comprender el llanto de un niño
al negarle inútilmente los juguetes
y ambos sabemos de la brevedad del relámpago
de la falsa hospitalidad de un cuarto de hotel
o de acabar de conocernos
siempre que nos lo preguntan
me he tatuado tu nombre
para que cuando vengas a mí
no me rechaces como a un desconocido
CXIV
El incendio se propaga deprisa
en los egos heridos de muerte repentina
y amanecemos en un río de escombros
pasando totalmente inadvertidos
huele a lluvia reciente de impermeables
de una humedad tan familiar como tu cuerpo
y me limito a mirar en silencio el eclipse
que ha de surgir difuso sobre el faro
apago el cigarrillo contra las rocas
y sé que no he abrasado nuestro tiempo
CXV
Observo tu cuerpo desnudo disfrazando el fracaso
eres una sombra perdida en la luz de mis fábulas
regresada de la hora más angustiosa del exilio
quiero recobrar a la mujer que enhebraba la vida al aire
a la que nadie reconoce ocultando el detritus del pasado
mañana aún no existe y puede ocurrir cualquier cosa
CXVI
No buscas la realidad en los ojos de nadie
ni frecuentas para conversar a los viejos conocidos
has comprado racimos inmaduros para calmar el ansia
escuchando en los labios del lienzo canciones inéditas
y nunca serás feliz sin poner un nombre
a lugares cercanos que has decidido no visitar
sobre un fondo de rojas arenas movedizas
quieres levantar los cimientos del suicidio
CXVII
Rechazo ser una clepsidra milenaria
tan sólo me siento un hombre horrorizado
huyendo del temblor que atenaza a las piedras
cuando lapidan rosas en un jardín de Oriente
sé que con esas mujeres han muerto poemas
palabras de amor despeñadas en la fosa
que ofrecen al fanatismo de mortaja
las condenaron a muerte
sólo por amar lejos del matrimonio
CXVIII
Me resulta difícil descifrar tus garabatos
cuando pienso que me escribes
sólo para desahogarte
paseo por la playa de las gaviotas
tratando de poner un poco
de orden en mi vida
sin sentir nostalgia
de una intimidad imposible
es hermoso imaginar
que pudiéramos vernos a solas
sin que nuestra fotografía
sea portada en los periódicos
CXIX
No tengo claro que trates de salvar las apariencias
que quieras alcanzar por los atajos el divorcio
o que hayas descolgado mis pinturas de los muros de tu casa
hablamos en voz baja de complicadas situaciones
y pasamos por alto las cosas sencillas que nos afectan
si ayer no hubieras rozado por casualidad mis labios
no estaríamos contemplando ahora el amanecer
CXX
Queda en algún lugar
un pequeño campo de maíz
al que todavía no han llevado
a conocer la ciudad
es un campo verde oscuro
que imita a la esmeralda
al que se accede bordeando
una colina de escombros
y de lavadoras electrocutadas
un sueño desubicado sin semáforos
que agradece la visita interesada
de las golondrinas
no tardarán en destruirlo
los modernos buscadores de oro
manejando la inmisericorde guadaña
de las constructoras
CXXI
Cuando se ganó a pulso la inmortalidad
el océano le ofreció una botella vacía
arrojándolo ebrio a una isla deshabitada
en la que conoció la maldición bíblica
buscó caminos que giraban a la izquierda
suplicando de la eternidad el indulto
o al menos la resurrección
moldeada en el barro que supura la muerte
CXXII
Me gusta pensar en lo que me excita
sin implicarme en compromisos
subir peldaños de madera
desoyendo los crujidos
de la escalera desgastada
escondo a la sed mi dependencia
para dar largos tragos el día de mañana
e improvisar sin esfuerzo las mentiras
CXXIII
Nos espera la eternidad liberada de recelos
cuando el ojo del gran hermano
no pueda vigilarnos
y volverá a hervir la fábula en los labios
en el lugar donde se reúnen
todos los amantes
podemos ser los elegidos
para escapar del milagro
y no tener que repetir besos furtivos
en los sótanos
CXXIV
Has cerrado tus ojos y apretado los labios
y te ovillas como una niña recién alumbrada
aunque tu rostro apesta a tristeza
puedo arrancar de tu pecho el hierro negro
hacer que tu cuerpo no muera
pero no es fácil sanar un corazón mordido
¿sabes?
muerden los que hieren la amistad
y se llevan las palabras sin pagarlas
CXXV
Entre sedas ocultan
los despojos de los ídolos
del lascivo acoso
de las ancianas sacerdotisas
porque murmuran
la cicatriz húmeda de tu virginidad
peinas de negro el corazón encendido
de tu frente
dime muchacha si tu vida
es de espinas o caricias
sobrevives para dar
un nuevo nombre a la farsa
y odias
que te juzguen cuando estás soñando
CXXVI
Me duele tu alma en blanco y negro sin matices
y escribir este poema que me inspiras
que te siembres a la tierra
para que sólo el viento te cimbre
o que rechaces nuestra complicidad
por los prejuicios
me duele tu amor ya intransitable
la presunción de la infidelidad
y que elijas tu realidad sin utopías
CXXVII
Aún sigo juntando palabras
y puedo ver arrugas en mi rostro
empiezo a inventarme los recuerdos
y debo plasmar mis pensamientos
de inmediato
cada mañana antes de empezar a escribir
te ofrecía una rosa con el desayuno
de eso hace ya mucho tiempo
CXXVIII
Hablo con mis amigos
acerca de los genios
y pactamos
en que todos tienen en común
que están muertos
su obra es ya historia
e irónico
que sea precisamente ahora
cuando se les escuche
no recuerdo quién opinó
que todos elegirían seguir vivos
si se lo propusieran
CXXIX
Me miro el rostro
en las aguas estancadas
aunque me niego
a verme reflejado en los espejos
imitando la ignorante sonrisa
de los soñadores
deseo la volátil viveza
de mi imaginación
que no llegue la oscuridad
cada tarde de domingo
y me abandonen ebrio
a la puerta de mi casa
oculto entre las hojas caídas
de los árboles
CXXX
A Bertolt Brecht
Llegó hasta mí aquel hombre
con cara de buena gente
y se ganó mi confianza
luego llegó el segundo
cargado de nobles sentimientos
y le abrí las puertas de mi casa
un día les hablé de injusticias
de que no vivimos realmente
en democracia
que amordazan a la libertad
de una forma
más o menos etérea
mientras me esposaban
después de enseñarme sus placas
retrocedí cuarenta años
en mi memoria
CXXXI
No quiero parecer más tiempo
el hombre que no soy
aléjate antes de que te obligue
a no despedirte siquiera
o te vuelvas a sentir
excitada por mis imperfecciones
debes olvidar a pesar
de haber guardado en la maleta
algunas cuartillas que te gritarán
mis palabras
mientras no se borre la tinta
con tus lágrimas
oye mi voz irreconocible
en una falsa identidad
mis ojos apenas
pueden mantenerte la mirada
e incluso en las próximas horas
no sabrás reconocerme
ahora aléjate
sólo aléjate
CXXXII
Tu amor se ha desgastado
y debo cuidarme para no resbalar
en la sombra descarnada de tus oraciones
no es una pausa más
entre nuestros silencios
hoy quiero percibir el olor
a humedad
sin pisar la superficie del agua
sé que al otro lado
del viejo puente de piedra
me estará observando
una mujer desconocida
CXXXIII
Me ha confundido el sabor a manzana
y la tentación emprendió rumbo a poniente
antes de que la lluvia apagase las antorchas
envejece el pasado en los recortes de prensa
y me parecen extrañas
las fotos amarillas de aquel tiempo
cuando el anciano alza los ojos del álbum
en el que colecciona gaviotas a pesar de su ceguera
deja a la intemperie los escasos hilos de memoria
CXXXIV
No tiene hogar y busca cada noche
la hospitalidad de un supermercado
donde redacta cartas
apoyado en el estante de las bebidas
escribiendo todo lo que se le ocurre
intenta resistir al sueño sin saberse protagonista
excéntrico en la pausa que cose los silencios
y piensa todavía ser un hombre con suerte
es muy tarde y dudo que le importen
las conversaciones entrecortadas de los clientes
CXXXV
Demasiadas cicatrices ignoran mi sensibilidad
como si los nervios hubiesen abandonado mi cuerpo
hasta puedo volver a recorrer los lugares
en los que siempre me he sentido vulnerable
puedo mirarte a la cara sin sentir vergüenza
y esperar en abril el regreso de las aves migratorias
imaginando el placer de mis conmociones
CXXXVI
Dos amantes desean amarrarse al tiempo
implorando una ráfaga de pasión renovada
que permita desterrar los monólogos
y emprender el regreso hacia la tierra prometida
en la última noche del sur estalló el relámpago
que tizna al cansancio de olor a quemado
inoculando en los cómplices la decepción
CXXXVII
Se apagan los lamentos de un hombre
cuando comprende lo inútil del llanto
consciente de que han llenado su cráneo de aserrín
su talla es ahora directamente proporcional
al color de las tarjetas de crédito
y a la mareante cilindrada del automóvil
pero no se librará del miedo
que ha ido creciendo en paralelo
al individualismo
CXXXVIII
Ante una taza de café
suelo dar vueltas al pasado
donde yace mi fe despeñada
renegando de la infelicidad
se resquebraja el paraíso
dejando a la intemperie los límites
y sueño el pedestal del héroe
coronado con un laurel de plástico
el tren ha vuelto a retrasarse
vuelvo a la realidad circular
al delirio cotidiano
y he de llegar pronto a la oficina
CXXXIX
¿Eran necesarias palabras tan hirientes
para justificar tu desamor?
la herida es en este instante dulce
a pesar de que no olvido
tu frialdad al pronunciarlas
y me supongo insensible
desafecto
tal vez porque recorro inconsciente
sólo los bordes más benevolentes del recuerdo
imagino los estragos homicidas
en mis sueños
o la sangre que circula por mis venas
ignorando al pulso
escribiéndote sobre el aire
unos incomprensibles pensamientos
con las agujas de un tiempo concluido
también sé
que seguir amándote no es imposible
porque me repugna asesinar a la memoria
y que mi sangre al mismo tiempo se coagule
me niego a escribir en mi diario tus exequias
CXL
Me aferré al inconformismo
consciente de devorar con prisas al futuro
que me mostraba su rostro tallado
en el falso marfil de los agradecidos
pretendí la complicidad de las sacerdotisas
que adoran a la ilegalidad
bendecidas por los dioses
de una decadente religión
y no dejarme seducir
por la helada desnudez de las estatuas
CXLI
Dan la mano a la soledad
compartiendo su desnudez con la noche
la gente es una sombra innecesaria
un obstáculo testarudo
a la individualidad
en su mudanza de almanaques
impacientes
se obsesionan en levantar rascacielos
en la nube sospechosa del mañana
espiando a la verdad
apostados en el espejismo de los indecisos
emulan estatuas de sal en el desierto de su ego
fugitivos a la cálida hospitalidad del amor
con el que inevitablemente te tropiezas
mirando atrás solo el instante preciso
para borrar sus huellas
entierran al presente en el olvido
malogrando el atisbo de la culpa
navegan sin barco sorteando tempestades
por el mar de las mentiras
extrañando a la memoria
al clandestino reducto de una vida repetida
CXLII
Existe el amor cuando dos seres se prolongan
estremecidos con el leve temblor de una caricia
y el aire se llena con el vuelo de los sueños
que pasan despojando a la realidad
siento que amo cuando sorprendo
tu respiración en lo inmóvil de la noche
o cuando llegas cansada
y rehúsas las letras teñidas en carmín
de las palabras
te sigo amando aún en la soledad del abandono
desalojado del rastro indeleble de tu vida
niego las exequias a las cenizas de tu ausencia
en la certeza de que mi camino se confunde
entre tu amor y las mareas
CXLIII
La casa es un montón de escombros
de recuerdos devastados
¿dónde está la maqueta de esa vida
que decidimos compartir un día?
hay preguntas que jamás responderemos
porque sólo se reflejan
en el rincón más escondido del retrato
hasta el reloj se paraliza
cansado de revelarnos
un tiempo inevitablemente prematuro
inhóspito reducto que aún nos pertenece
mostrando la evidente decadencia
de nuestra realidad
la inutilidad de los pretextos
convive con la memoria
de todas las batallas que libramos
para acabar ambos derrotados
la vida que dilapidamos
nos reclama en estos días el peaje
CXLIV
He perdido gran parte de mi lucidez de antaño
apenas alcanzo a mantener
mis convicciones intocables
la seducción se asienta
en los pliegues de la cognición
dañando mi voluntad ahora desgastada
erráticos días
inseminados de urgencias reprobables
esquivando la placidez de previsibles eventos
delincuente ajeno
a la violación desfigurada de la sensatez
huérfano de memoria
e inclemente con la dignidad
que me ofrece sus contravenenos
la mirada se ausenta de la realidad
cuando a la vida sólo le restan los despojos
CXLV
La fotografía de un desnudo
concluye su itinerario clandestino
en el último pupitre náufrago del aula
mientras
la complicidad brota en las sonrisas juveniles
inconscientes de coquetear con el pecado
el deseo aún confuso
premonición de placeres ignorados
se anuncia en las tinieblas de la siesta
compitiendo con el temor
en la conciencia inmadura del neófito
recuerdo este evento de mi vida años después
en la habitación desordenada
de un hotel de tránsito al amor prohibido
cuando el deseo aún insatisfecho
interrumpe la intimidad de mi memoria
y la proximidad de otro desnudo
jadea trasgresión en la moral inculcada con sangre
infame tormento de la voluntad en mi existencia
CXLVI
A deshora guardan las sábanas
la confidencialidad de una ausencia
de tu vacío
sólo se me permite cada noche perseguirte
a través de las alucinaciones
todo en vano
si te sigues proyectando
en la zozobra del pasado
ya no amagas desde la oscuridad
tu sonrisa cautiva de crepúsculo
y tu protagonista vaguedad
al desvelar obstinadamente secretos
de fugaces encuentros
en los que siempre tu alma estuvo ausente
el cansancio de otra noche
se transforma en pesadillas que transitan al alba
es inútil el tiempo
que planea a traición sus caprichos
CXLVII
A Verónica
Ante tu obstinado alejamiento
el negro contorno del vacío
ciega de luz mis eternas noches de vigilia
silencio de palabras perdidas
luna invisible
tu alma hoy lejana
cada noche busco en las sombras un milagro
el momento en que una estrella
refleje tu sonrisa
y sólo me acompañan las nubes
que condensan el agua de tus lágrimas
azotando dolorosamente
disfrazadas de lluvia
mi ventana
CXLVIII
Es absurdo hacer preguntas
cuando nadie se considera culpable
sabiendo del clandestino inmigrante
que burla a la muerte
fraguado en el cemento gris de una patera
mientras callamos
las miradas se desvían del infame naufragio
la noche oscurece la memoria
de los cementerios marinos
ignorando al sobreviviente
que se inscribe en un vejatorio desafío
para vencer a la miseria
engañamos al oído
que desprecia los gritos encadenados
de la desesperación
ahogando los murmullos que se congelan
en el iceberg racista de la sangre
y transitamos confundidos las horas del miedo
abrazados a la vergüenza que nos es ajena
mientras en las catacumbas de la justicia
de muerte se condena a los cadáveres
CXLIX
Equidistante de incertidumbres y certezas
posee la vanidad
de quién se sabe investido en la sabiduría del visionario
y suicida en la presunción
de creer no haberse nunca equivocado
protagonista de un pacto con los dioses del Olimpo
a cambio de poderes inquilinos
que distraigan su codicia
enterrando la verdad intangible de la Historia
o numerando el vacío de los márgenes
enarbola banderas que no le pertenecen
desatando las pasiones con frases ensayadas
nunca consistentes argumentos
sólo sonidos lanzados a las vísceras
empapadas en la hiel de los nostálgicos
CL
Sin un motivo aparente distanciaste las visitas a mi casa
con frialdad meditada
hasta que un día al salir cerraste la puerta para siempre
sin despedirte
y me han contado de tu viaje más allá de nuestras tardes
ahora los días inmovilizan mi tristeza
tus palabras nacerán en otra intimidad
mientras disfrazo la soledad de espera
nuestro amor
se busca entre las sábanas húmedas del amanecer
y duerme cada noche bebiendo el veneno de los arrepentidos
quise que la distancia
desatendiera las leyes de la física
y abrieras tus ojos en el laberinto del recuerdo
pensarás que nada permanece vivo para siempre
que tus huellas desaparecerán confundidas en el tiempo
el olvido no pregunta
y siempre entra sin llamar en las conciencias
CLI
Bajo tierra yacen las palabras pronunciadas
y en su silencio se perpetúa
el dolor de su significado
callan los vocablos
que hablarían
de un amor en ese instante vivo
aunque olvidado hoy
la angustia que ciñe a tu pérdida
convierte en inútiles los atajos
dónde el recuerdo
eterniza el sabor amargo de las horas
no puedo quejarme por no haberte ilusionado
aunque me resta el derecho
a poseer tu recuerdo vivo
pálpito inútil
en el paisaje vencido de mi cuerpo
que mezcla las emociones
con la evidencia del abandono
CLII
Cree en las pequeñas realidades cotidianas
y en que la Historia se gestó saturando cementerios
vacilante declamador de letanías
conversador circunspecto
con suaves rasgos de nostálgico
prejuzga a la mujer actual de metafísica
misógino en la premura de aislados escarceos
amante de sí mismo
impenitente bebedor en las liturgias
satisfecho de jugar con trampa al solitario
evoca la soledad como estandarte
no dice lo que piensa ni a sí mismo
haciendo responsable al destino de sus actos
su secreta vocación es cruzar calles vacías
y subir las escaleras ignorando los peldaños
nada se pregunta cuando la muchedumbre
alarga sine die su letargo
imperturbable en la cómplice solidaridad del resignado
CLIII
Te he esperado
sin tiempo para desnudar mi memoria
atajando la ilegalidad del recuerdo
aferrado a la verdad subjetiva de mi historia
la vida es una búsqueda constante
que la imaginación dilata mas allá de lo posible
cómplice incrédula de una felicidad
sólo imaginada
sólo presunta
apariencia que contraviene
la insensibilidad de ciertas normas
ahora espero en este hosco paisaje
en el que se depositan los escombros
indefenso en tu apatía
caminando hacia un exilio
en el que no existen los sueños
investido en la pesadumbre de la culpa
vulnerable
en la imperecedera verdad de tus quimeras
CLIV
Me adentré en una muchedumbre
plagada de impostores
sabiéndome uno de ellos
y me impactaron
los ojos tristes e infelices
de los resignados
se intuían las ráfagas del miedo
en los imprecisos movimientos
y la docilidad sonámbula
enquistada en la costumbre
conversos de una fe invisible y necesaria
vacíos
abducidos por credos infalibles
gregarios que anhelan
alcanzar un liderazgo inútil
no supe de su procedencia
apellidos o raza
pero hoy les debo el disfrutar
del transeúnte resplandor de los elegidos
CLV
Una tregua te imploro en el litigio
enmascarado con resplandor de lejanías
huellas disimuladas sin sentido
de una verdad detestable y nunca compartida
paisaje que aborrecen las miradas
sepultado allá donde termina
aferrado al tiempo
que no cesa de saquear
deslealmente nuestros plazos
puedo impedir el impreciso límite
de un olvido pactado en lo posible
sin avanzar por el borde del abismo
disputando con mi convicción tan evidente
en el mar el pecado se sumerge
sin necesidad de enterrarlo cada noche
CLVI
Con un salto al vacío
deseas pasar tu tiempo de repente
para nacer en otra vida
el vestigio de la evidencia
se mezcla con el azul del cielo
que nunca conociste
ausencia de luz en tus ojos
empañados por las lágrimas
de un túnel cegado por la rabia
el desamor
precipicio que separa nuestras vidas
y tu alma que agoniza en el estertor
de un espejismo
te impregnan de infelicidad
mientras
solo repito palabras vacías e inútiles
porque al fin has comprendido
el que yo
agnóstico o tal vez ateo
pretendo que te abraces a mi nada
CLVII
Se demanda estérilmente a la conciencia
de los que recurren a las guerras
pretextando extender la libertad
y lanzan dardos de muerte
a la frágil esfera de cristal
de un planeta que navega a la deriva
ríos de sangre
exaltan el instinto depredador de los patriotas
animales sedientos de victorias
lujuria que encubre cualquier atisbo de razón
en el abismo oscuro de sus mentes
la mentira transfigurada en verdad universal
bombardea sin descanso los cerebros
la razón de Estado
es la coartada de los visionarios
para sepultar a la justicia
cómplices de una ambición
contaminada en el artificio de la realidad
expoliando las vidas ajenas
consiguen ser los invitados de honor
en el festín diario de la muerte
CLVIII
Intento hablarte cada noche desde lejos
y ausente mi voz logres comprender
que las palabras son sólo una coartada
una forma de llenar los vacíos del miedo
o de la incertidumbre ante la nada
deseo no aferrarme a sueños sin sentido
vivir en el presente
sin codiciar un mañana frontera del abismo
porque pienso que al soñar
me ausento sin remedio de tu vida
espero que siempre seamos tan auténticos
como lo fuimos esta tarde
en la que no hubo sueños ni palabras
a solas tú y yo
amándonos en silencio
CLIX
Ha concluido la tregua que pactamos
y tu mensaje me llega deformado
porque no admites el error que se diluye
cuando transita el peso de tu lógica
la trama que proyectas conlleva mi incredulidad
la incertidumbre me traslada a la impotencia
y desearía si fuera posible
abrazarme a todo aquello
que me ayude a encontrar
la supervivencia en el desánimo
desechas la complicidad apuntada
en cotidianas confidencias
colindantes con la noche
tratas de fingir un desdén que desfigure
la ilegalidad de tus razones
¿qué despeñadero has elegido
para consumar el crimen de estos años?
¿qué insolencia quebró tus convicciones?
presiento tu silencio mezquino a mis interrogantes
devorando con prisa estos momentos
hasta que te alcance el futuro con urgencia
CLX
Se aproxima a paso ligero la mentira
y se universaliza sin que sea preciso el grito
mientras los creyentes inyectan adrenalina
en las venas inflamadas de los escépticos
no es cierto que un desconocido
llore la felicidad que no le pertenece
que la verdad resplandezca con el paso del tiempo
o que tras la muerte nos consuele
la imparcial justicia de los dioses
la mentira mancha
con sus tentáculos de irrealidad
a un mundo extenuado
que sobrevive sepultado en fingimientos
CLXI
No es posible prolongar el milagro
o reservar el tiempo que naufraga
de la niñez perdida
que se recuerda a deshora con angustia
en el depósito de cadáveres
viven de sueños los bohemios primitivos
que se atraen por el enigma irredento de la carne
apelando al derecho de ser libres
solo prevalecen las fronteras
en la urbe invadida de refugios
donde los funcionarios asaltan a la intimidad
exigiendo añejos documentos ilegibles
la marginación se expande en bolsas de desdicha
colgadas en los suburbios de la ciudad maldita
y la fantasía dolorosa
es necesidad pendiente de un deseo
en la infraciudad de los desheredados
se vive la angustia moribunda de los días
CLXII
Me traes tus manos
arrancadas de la tierra
a través de la noche
del viento y del amor
manchadas por un mundo
endurecido y áspero
que derrama vino añejo
sobre las abejas
las tomo entre las mías
y me moja el sudor frío
que intenta devolver la furia
de la sangre
al corazón cien veces malherido
por las amargas impurezas
de la miel
CLXIII
No te escribirán un epitafio sobre la tierra
hasta que vuelvas orgullosa del laberinto
fatigando al caballo con paso de amazona
sin ensuciar el traje virgen de los ángeles
arrojan sobre tu homosexualidad las lanzas
damas fatigadas que besan el luto de la pólvora
ofendiendo al granito veteado de las lápidas
CLXIV
Te ofreces como una diosa hecha a mi medida
pero sabes que niego el amor a las estatuas
y aún estás a tiempo de aprender el camino
hasta el mar Negro en el que se bañan los héroes
hablan de tu pacto de sangre con las brujas
que han rebosado tu cuerpo de hermosura
a cambio de ser feliz un instante muy pequeño
mientras tu fragilidad alcanza la mudanza
CLXV
Hemos enlazado nuestras manos
para no coger el vaso de ginebra
y poder hablar antes de emborracharnos
cuentas que tus amores siempre han sido breves
porque acaban desgastándose a la intemperie
y que tus amantes la primera noche
graban en tu piel las iniciales del fracaso
oculto mi voz para no encenderte las promesas
pero es posible que por primera vez sobrevivas
CLXVI
Aléjate de todo menos de la felicidad
escapa con las migraciones de los pájaros
porque el viento nunca te hará daño
y disfruta la cita con las ensoñaciones
cuando la juventud se vaya en secreto
no vuelvas por inercia al punto de partida
a ocultar las quemaduras del desamor y el frío
o escribirás tu biografía sobre el polvo
CLXVII
Tu alma a contraluz
nunca comprendida
sola
no hay flores en el mundo
para nadie
salvo para los muertos
te recuerdo con las alas rotas
en el silencio de tus noches
para ti, sola
fuego que poco a poco se apaga
sin calentar un amor
ni a los sueños
tu alma libre
para ti
a solas
CLXVIII
Hoy decidí crearte en mi imaginación
y empecé dibujando un rostro afilado y pálido
con la mirada verde vagamente perdida
pero los ojos te delatan palabra por palabra
que llegas ya cansada de conocer mi mundo
no vas a entenderlo pero quiero hablarte
aunque finjas ser una vieja fotografía
que recuerda el perfil de todas mis amantes
y no deseo ser hospitalario ahora que envejezco
pero créeme que te he inventado por algo
CLXIX
El amor no muere sólo cambia de lugar
y he aprendido sin esfuerzo el oficio
de encender hogueras y quemarlo
antes de dejar abandonadas sus cenizas
en la huída voy llenando el mundo de tristeza
sumando corazones rotos colgados de las perchas
y cierro el armario que me entregó la luna
olvidándolo en una vida aparentemente seductora
CLXX
De nuevo quieres que vuelva a nacer
pero soy demasiado viejo
desde que escribiste mi primera aventura
y haberme asesinado resultaría más creíble
para qué me reinventas
si permanezco inmóvil sin saber el argumento
mientras alzas la vista del ordenador
pensando que la historia es demasiado aburrida
para conseguir un segundo best-seller
CLXXI
Antes de que el tiempo sepultara la codicia
el pacto era de sangre y sacrificio
sin reconocer al amor en mis paisajes
indolente en el cobijo más riguroso de las sombras
¿dónde estabas desprovista de rostro y de ternura?
la edad me ha llevado a comprender
que no soy inmune a la pasión
a la mujer y al sentimiento
ahora existes y te escribo
desde la realidad sin concesiones
salvado del desastre en el crepúsculo
e investido de una vanidad muy diferente
hoy que compartimos
sueño
CLXXII
Te has desnudado y el deseo
no penetra en mi cuerpo
cerrándome todos los caminos
que bajan a tu vientre
cuando intuyo que ha llegado
el momento del suicidio
perdí la voz
en el grito desesperado del aquelarre
negándole otras horas
a la bóveda de cristal de mi reloj
y te rechazo después de suplicarte
que me ames a escondidas
CLXXIII
En el fondo sólo has inventado
una montaña de palabras incitantes
que hacen evaporarse con su magia
los vestigios del agua
y llegas a la noche de bodas
con los cabellos desordenados
quizá consigas excitarme algún día
con tu olor a lluvia cuando hierves
y es todo lo que necesito del aire
para pasear por el parque tus recuerdos
CLXXIV
Quiero que me expliques vagamente
como eres
porque nos hemos visto
siempre entre paréntesis
respirando el olor a barniz
de los violines
y sólo me permites amarte
en la breve pausa de cada sinfonía
CLXXV
No hay nadie que te ofrezca amistad duradera
resuelta a vivir bajo la superficie turquesa del cristal
alimentándote de los pétalos salvajes del pan ácimo
ha llegado la hora y sacudes tus manos temblorosas
arañando al sollozo más allá del sollozo
y expulsas al respirar el aire helado de tu corazón
CLXXVI
Allí están las banderas
presumiendo de patria
y de libertad
en el aeropuerto
donde se exige pasaporte
para negarles la entrada
a los miserables
en medio del mar
el inmigrante mira a las estrellas
y se desangra bajo un cielo insensible
contra su voluntad
CLXXVII
La multitud sobrevive impulsada por latidos de hojalata
con las manos vacías y la mirada extraviada en el paisaje
liquidando las horas con urgencia
comparten la soledad con un diluvio de mutismos
o compran la derrota empaquetada en un destino agonizante
a veces se les distingue llorando en grupos
maldiciendo la realidad del ansiado paraíso
quebrado el ánimo por el cieno de la angustia
náufragos por las quemaduras de un sol encallado
estremecidos por la nebulosa de un amor imaginado
desearían volver al agrio sabor dulce
de la leche que mamaron en su infancia
y respirar de nuevo el aire fresco que inunda de sueños el futuro
CLXXVIII
Ha llegado la hora
de destruir todos los relojes
y crear el mundo de nuevo
incluso sin usar el sol
habrá que reinventar la electricidad
para saber que hemos agotado
los recursos naturales
e incluso de las tormentas caerán
rayos helados
que nos impedirán imaginar el fuego
estamos desnudos y los últimos pájaros
arrojan pétalos negros
en el seco lecho del Amazonas
CLXXIX
No entiendo tu desprecio
ni que me prohíbas penetrar
en tu letargo
o que puedas sentir las voces
de un peligro imaginario
en las noches infinitas del presente
me siento confundido por tus dudas
de que te parezca natural
ir llenando los vacíos del amor
que se evapora
los recuerdos y la pasión
de un ayer aún reciente
por un odio tan inexplicable
como absurdo
cuando mis palabras se inflaman
con las llamas de tu apatía
la impotencia es una piedra que golpea
hasta hacer que brote la sangre
en mis sentidos
y la soledad
en forma de agitado mar
me ahoga sin remedio
CLXXX
La moral invade con sus normas
las habitaciones cerradas del deseo
código claroscuro de la ilegalidad
desnudando al sexo de protagonismo
el talismán de la libertad
se rebela contra la conciencia
de los legisladores
en la complicidad de la seducción
y la realidad nos anima a fingir
la superación de los traumas
que encadenan al comportamiento
la silla vacía en el escenario de la luz
se contrapone al gentío desbordante
de la sombra
y el dedo acusatorio de los jueces
provoca el aplauso de los represores
en la profunda noche de la soledad
el reprimido juega al ajedrez con el pecado
CLXXXI
Los días deambulan sin benevolencia
sembrando de llagas la memoria
y el camino se nos antoja peligroso
por un bronco laberinto
que se desliza cuesta abajo
los semáforos en rojo paralizan
los remordimientos
y la culpa no nos pertenece
abocados a navegar en solitario
el mañana siempre es un deseo
que se aplaza
entre dos malogrados
fragmentos de conversación
en los que buscamos alguna razón
para seguir viviendo
CLXXXII
Herido por el amor
que me vendiste realquilado
subo los peldaños
de las alucinaciones
con la desgana marcada a fuego
en el azul ultramar de la noche
a la luz adormecida
de un cine que me evade
del trastorno
la pasión se escapa
junto a la vanidad
hasta el lugar
en el que sepultas tus cadáveres
tu silueta desde hoy
se niega a compartir
mi sombra
y te imagino en este instante
aferrada a un vaso de ginebra
en la terraza de un hotel de tránsito
espera
no lo hagas
deseo formularte una pregunta
¿te apetece pactar con el olvido?
puedes volver
a compartir mis quimeras
si te miras curiosa
en el espejo ficticio que seduce tu vacío
muralla que se derrumba
con la incertidumbre de tus ansias
CLXXXIII
Cegado por la angustia
sé que tu amor fue una ficción
y lo vivo ahora en toda su crudeza
puedes justificar la soledad
la angustia que te atormentaba
de saberte incompleta
perdida en la vida de los otros
convencional y circunspecta
admiro tu habilidad al mostrarme
tu colección de máscaras
y el repertorio completo de apariencias
disimulando el egoísmo
con vestidos de seda transparente
preguntándome quién eras
a la vez que oculta
en las hirientes aristas
de un diamante
declaro mi impotencia
al saberte reflejada
en un espejo convexo
que deforma tu imagen
según la perspectiva
tanta contradicción
por días
hoy eres la que ha muerto
mañana
¿es aún posible?
la que me puede devolver la vida
CLXXXIV
El anciano está convencido
de que no aprenderá jamás a volar
y no le agobia la inevitable
proximidad del fracaso
guarda en su interior
historias de amor
que esconde
al corazón vagabundo
desde una vida que se le antoja
aún muy corta
incapaz de ofrecer a sus labios
el añejo gusto de la miel
se asoma de puntillas
a la frágil línea del horizonte
sin que le inquieten
las molestas picaduras del vértigo
CLXXXV
Sólo espero que los años me concedan
una moratoria
y los días me esperen sin urgencias
preso de un pasado que me duele
en un rostro que ya no reconoces
he dilapidado sin pretenderlo
mis vivencias
he caminado descalzo
por mis hipocresías
no he logrado reconocerte
en tu ciudad
las noches tan frecuentes
en que huías
hoy te escondes
en el eco estridente de la música
en tu verdad
que siempre regatea a la cordura
lejos de la culpa
sedimento de una vida
a la que el amor le dio
instantes de sentido
CLXXXVI
Sigo buscándote cada noche
cuando en la casa
cesa el rumor de las ventanas
y las quemaduras levantan
alambradas de acero
que tratan de apresar
los gemidos del insomnio
¿recuerdas?
cada noche a las doce
explotaban las estrellas
gritábamos mil veces
a la espera de un latido
de la lluvia azul de los cristales
o de un soplo súbito
de eternidad
suspendida en la luz ferviente
de los besos
en mi corazón
no hay olvido ni sueños
la luna se oscurece
envuelta en la ceniza
para no alumbrar
los helados laberintos
de tu ausencia
CLXXXVII
Permaneces secuestrada en ti misma
recluida en la expectante espera
de un imaginario aviso del destino
sombra que empuja el viento
por las dudas cómplices de tu letargo
no te es posible viajar
hacia el rincón de tu interior
que aún no conoces
es un castillo de arena
en el sueño de tu playa
despoblada
bajaste de aquel tren
en una estación sin nombre
de un lugar desconocido
sin equipaje
y te vistió la noche
la soledad
o el frío que te enferma
del invierno
nada puedo decirte
aunque me preguntaras
has roto hasta el reloj
que marcaba el tiempo
en el constante naufragio
de tu vida
debes volver a la estación
sin prisa
elegir algún lugar
en una ciudad con nombre
para despertar en primavera
entre el humano murmullo
de otras gentes
CLXXXVIII
Sobrevive sonámbulo agosto
absorto en la impostura
de una ciudad devastada
de habitantes
paisaje que precede
con sigilo al tedio
desatando la necesidad clandestina
del falso placer comprado
en la desnuda almoneda
de la calle
tal vez nos creamos observados
desde el balcón sesgado
de la realidad
en la hora inoportuna
que sucede
al tímido rumor de la tarde
cuando el delirio adormece los sentidos
mas allá de los furtivos besos
que desembocan
en el sexo simulado
se vuelve al punto de partida
con la cobardía embutida
en la mentira
ajenos a la desconfianza
de una felicidad sin fundamento
cuando la existencia se convierte
en una sucesión
de momentos repetidos
CLXXXIX
Tu amor despojado de desconfianza
envejece en los brazos de la fidelidad
mientras un espejismo se apodera
de mi mente
desairando la fe de erratas del recuerdo
frágil la memoria se sumerge en la duda
las preguntas bloquean a la razón
desde la travesía sin salida
de la pesadumbre
las mentiras compasivas
disipan las contradicciones
de oscuros sentimientos
que apuntan al indigno jadeo
del rencor
la sinrazón del miedo
emerge inapelable
atrapado en una conjura imaginada
que detiene al tiempo
en el reloj de la cordura
CXC
Reniego de todas las cosas que detesto
sin que me paralice la culpa
razonando contra las falsas devociones
con la pasión febril
del deslenguado
recorro a duras penas los caminos
furtivo
disidente de todo lo prohibido
conviviendo con los desheredados
perseguido
por sobrevivir a contramano
me abrazo sin rubor
a las probabilidades
donde se desploma con osteoporosis
la libertad
elijo al pensamiento desganado
y a la justicia que se imparte
sin código civil ni militar
quiero salir de un mundo etiquetado
y aprender la ideología de los escépticos
CXCI
Cierro los ojos mil veces
cada día
para adentrarme investido de polizón
en los pliegues momificados
del desorden
los recuerdos se rebelan
inflexibles con tu abandono
proyectando mis errores
en la fugaz instantánea
de absurdos pretextos
la visión aún espesa
en mi memoria
reproduce la angustiosa cadencia
de repetitivas emociones
desierto
abismo
desdén
el jadeo inconstante
y alevoso del recuerdo
hace patente
el invisible rastro de la contrición
no es posible la indiferencia
que a deshora se aproxima
solicitando el perdón
a heridas inclementes
sólo la impotencia neutraliza
el posible efecto balsámico
de las excusas
CXCII
Se proyecta de improviso
el miedo
e impunemente
se apodera de la voluntad
anestesiándola
intervalo de las horas
en las que se atrofia el alma
y los sentidos retroceden
a las cavernas
esperando el desenlace
confinados en la certeza
de la culpa
se concibe el naufragio
de la voz
sentencia inevitable del instinto
que ordena traicionar
a la genética
y el asedio inoportuno del temblor
deambula
a la caza del desánimo
en el insólito latido de la sangre
conseguimos simular
la valentía
inherente a la condición misma
de ser hombre
para escribir con letras de oro
otra página gloriosa
en el inmemorial libro
de las guerras
CXCIII
No siento el lejano murmullo
del mar
solo me sobresalta el silencio
mezclado con los ecos
de oxidados alfileres
y no será ya necesaria
la brújula
porque nuestro barco
yace encallado para siempre
entre las rocas
avanzo caminando en las arenas
para devorar las horas
del crepúsculo
ignorando los árboles
que tatuamos en el parque
y a lejanos pensamientos
o navegando por el inagotable
mar de siempre
busco quedarme a solas
para disfrutar del fuego
abrazando a las sombras
de otra noche
por si no amaneciera
descubrir el llanto azul
de algún paisaje
que solo conoce mi alma
CXCIV
Quiero verte apartada
de ese mundo
en el que te has implicado
sin saberlo
creando personajes
que sobreviven
disimulando
gestos y silencios
quiero imaginarte mirando
de reojo
o deambulando arropada
por la niebla
escaleras arriba
abrazando causas
y redactando manifiestos
que indaguen en tu alma
quiero saber que sueñas
como la niña
que al conocer se asombra
poner la mano en tu mejilla
sin tener que imaginarme
las caricias
quiero asomarme a tus ojos
cada noche
oler tu perfume de aire y mar
sin tener que pedir perdón
al infinito
y disimular mis emociones
en las aristas
del tiempo más cobarde
CXCV
Invoco el recuerdo intermitente
de mi juventud
cuando cada noche
los sueños clamaban mi bienestar
acariciando los bordes
de una incipiente introspección
sentía el calor de las hogueras
endureciendo los vacilantes fluidos
de la amistad
llamaba a las cosas por su nombre
dejándome arrastrar por la premonición
o por la fascinante atracción
de lo aparente
hoy subsisto
en una convencional madurez
infiel a la memoria que se pierde
náufraga del silencio
buscando en desordenadas imágenes
lo que pude haber sido
disecando los perversos argumentos
del azar
y sumergido en el irresistible oleaje
de los enigmas
en la presunción de errores imprecisos
indago la posibilidad
de cambiar el sentido de mis pasos
CXCVI
-Háblame de ti
del amor
-No puedo
me desconozco
desde la niñez sentí miedo
a saber
a conocer
y sólo supe regalarme la tristeza
que compraba compulsivamente
de estraperlo
-Espera
¿recuerdas algo en especial?
-Sí
mi primer beso
mas la historia es muy corriente
la de un instante detenido
que nace y muere de improviso
en mi memoria
-Ven a mi lado
quiero que sientas el deseo
el misterio de abrasarte
con el leve contacto de mis manos
CXCVII
Deseábamos explorar otros lugares
sin abandonar por completo
la tierra donde bebimos
la primera leche
navegando sin poder aprender
el oficio de los pescadores
llevamos con nosotros la cáscara
impregnada en el sabor acre
de un limón adolescente
ansiosos del paraíso prometido
en los impresionistas dibujos
de Gauguin
no encontramos en su sitio
la brújula
y es posible que perdiéramos algún tiempo
en alcanzar el rumbo deseado
también recuerdo
que preferimos dar un rodeo
dejar que nuestros ojos
se acostumbrasen a soportar
la cegadora luz del infinito
o el pulso acelerado
las veces que tuvimos
el destino a nuestro alcance
no podría precisarlo con exactitud
pero no todos estuvimos de acuerdo
cuando decidimos regresar
al punto de partida
CXCVIII
Busca reconquistar
la tregua duradera
en la codicia que arde
abandonando tu cuerpo
y aparta la niebla que te mantuvo
quieta
tras el manto de polvo
que nublaba los cristales
vive para tenerme
uniendo los dedos de las islas
y aprende a practicar
los idiomas prohibidos
que se han escrito
con la sangre azul de los peces
bajo la ciega mirada
de una luna desnuda
CXCIX
El amor desaparece
exigiendo borrar su memoria
cuando llega la carta
de alguna amante
que cierra las cortinas
al luto áspero de las viudas
resurge la pasión renovada
que esconde su rubor de adolescente
en imprecisos agujeros negros
de secretos que no serán nunca
compartidos
alrededor de sus cuerpos desnudos
creen escribir una nueva historia
pero vuelven
a las mismas frases desgastadas
de siempre
CC
Solo te hablaré de amor
esta noche
y dejo abierta la ventana
a la luna
para que sea testigo de dos seres
que se aman hasta el alba
en la distancia
cogeré tu sueño entre mis manos
para que no lo sientas
abrazado a tu alma
sin preguntarle
por miedo a que sea verdad
que tu existes y me dejas
pero me llamarás mañana
y sabré que no estás cerca
que tratas de olvidarme
y no me bastará ni tu voz
mañana
cuando sepa que estás dormida
en la cumbre de una vida
empapada de vientos
de nubes y de años
CCI
Mira
éste es tu árbol
si lo deseas te hará libre
mientras sus raíces vivan
extrayendo tus lágrimas
de la tierra
silencio, nube, sol y viento
no olvides mis palabras
sólo si quieres
éste árbol es el de tu libertad
lluvia, amor, luna y sueños
CCII
Será porque resbala como llorando el agua
por un cuerpo que apenas noto que respira
me atrevo a preguntar si has vuelto satisfecha
a regresarme el tiempo que he perdido
has lavado tus pechos con la humedad del alba
montando las pasiones sobre caballos negros
que fingen la suave caída desde un escalofrío
y vuelves ya enferma a pronunciar mi nombre
CCIII
Sentado en la maleta del presente
espero al tren que me llevará a ninguna parte
mientras la noche
cómplice alevosa de la aflicción
se anuncia en estridentes altavoces
el rastro de la sangre
oculta el dolor de las mentiras
promesas rotas que envejecen
en la plenitud adolescente sin sentido
inclementes
los días se consumen sin aprovecharlos
apelando a la conciencia
inútil pretexto
de lo que inevitablemente es ya el pasado
la vacilación de hoy es preludio inexorable
del exilio que me impondrá el mañana
hollín que sobrevive a la hoguera en su agonía
triste canción que clava su aguijón en los recuerdos
sé que debo aventurarme
en una apuesta difícil por la vida
liquidar en el olvido sentimientos
recuperar el ausente latido del coraje
y humedecerme con la lluvia
sin sentir nostalgia del invierno
CCIV
Estás ausente y tu boca
niega la risa al amor recién nacido
y a las palabras de fuego
que no alcanzan a llamar a mi puerta
para quedarse
rozas al deseo con descuido
como si esperaras que la lluvia
lave la claridad de tu cuerpo
e invisible puedas esconderte
en un puñado de tierra
luego te abrazarás a la nieve
para que escape sin humillarte
el calor de nuestras noches
pero esta vez te gritará la soledad
y creo que tu lo sabes
CCV
En estas horas de desasosiego
presiento la infidelidad de tu amor
que comparece puntual en cada cita
y se abalanza sobre mí
desde unos labios que me extrañan
pretextando excusas inconexas
con las que pretendes disimular tu hastío
me hablas con palabras que no te corresponden
te ocultas atada a los sollozos
sin atreverte a decirme tu verdad
incluso a parar el tiempo
y aplazar nuestra derrota
a deshora la calle estaba llena de gente
pero intuía un aislamiento
desconocido en tus ojos
mientras otra pareja se despedía con un
¡hasta luego!
en el instante en que tú te alejabas
y deduzco que te he perdido
para siempre
CCVI
La noche se despide agonizando
entre las sábanas de tu ausencia
hurgando en el dolor reciente
que lame la jauría de lobos
que se alimenta de los celos
el teléfono es ya un objeto innecesario
moribundo vencido
por la huída irremediable de tu voz
y tus palabras pintan las paredes
con el color que evidencia a las mentiras
en el rincón más oscuro de la habitación
aún permanece intacta la vasija
con la que imitaste la escena de Pilatos
improvisando un monólogo cobarde
y vistiendo la desnudez de tu traición con fuego
te recuerdo empapada por la lluvia
asomado a la ventana de mi indignidad
fugitivo de la realidad en esa noche
preludio maldito de la soledad
CCVII
Vives envuelta en tu nube
cuando coqueteas
si la luna asoma llena
y es siempre la de ayer
aunque sea luna nueva
crece y mengua
si en el llanto la acompañan
los cuartos que tañen
las campanas de tu iglesia
mira la sonrisa de la luna
esta noche te vestirás con ella
CCVIII
Amaba la soledad como refugio
y la libertad era desconocida
en el motín provocado
por los guardianes del orden
impregnada por el olor nauseabundo
de una moral asimilada
en las cloacas de la historia
los ciudadanos
convertidos en sepulturas de la paz
vestían camisas negras
que oscurecían cada minúsculo rincón
de su inteligencia
con las turbias mentiras
de los vencedores
congeladas en la resaca
de promesas incumplidas
desde el parto
acaso es comprensible la indolencia
aprendida del mar que arroja
desperdicios
al silencio imperturbable de las rocas
y el engaño transformado
en Biblia
se pudre en el escaparate televisado
de los patriotas
para nada sirve el humo del coraje
dispuesto a ofrecer hasta la propia vida
en un mundo gris y de ceniza
que se mira ensimismado en el espejo
CCIX
El idealista conversa
con el tarot de la fortuna
en un viaje programado
al orificio abierto
en el muro del futuro
y aliado con la noche del miedo
arrastra a la multitud doliente
de la codicia
hasta el convite de la felicidad
invención prendida con alfileres
en el margen más inseguro
del azar
el milagro se generaliza
en su viaje a la patria
de la adversidad
hoguera inagotable
que calienta la desilusión
dispersada en la desnuda ciudad
de los inviernos permanentes
la realidad
invitada obligada en el protocolo
de los días
les romperá la ilusión en mil pedazos
ahuyentando las fantasías
y la niebla llegará por sorpresa
desde el mar en que asesinó a la luz
para ocultar en su penumbra
a la esperanza
CCX
Vuelve la mirada hacia el campo de cerezas
para contemplar tu rostro horneado de muchacha
mientras tus ojos derraman la última lluvia
has llegado temprano a tu vida y no reniego
del milagro al que me convocaron los tambores
hasta el lecho del agua donde nos conocimos
hace de esto mas de un siglo y el espectro de la locura
me regresa el temor al pensar que todo estaba escrito
2 comentarios:
...ME GUSTA!...pero eso sí: prohibido prohibir...el plagio es tan imposible como no plagiar...
Maravilloso!!Saludos
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