NUNCA SABREMOS
Nunca sabremos qué hubiera ocurrido
si hubiésemos cambiado de ciudad
sin habernos desnudado
aunque agradezco
las fresas que me ofreciste con sabor a amargura
y que fuera un domingo por la tarde
cuando tus ojos
me regalaron ese momento irrepetible
perdonando mi engaño.
© Fernando Sabido Sánchez
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