Jamás se dirigieron la palabra
pese a tener algo en común
coincidir puntualmente cada tarde
en el último vagón de un tren de cercanías
acaso alguna vez
disimularon las sonrisas al cederse el asiento
absortos en la individualidad confundida
de la multitud
evitaron la oportunidad
de cruzarse un ¡hola! ¡buenas tardes!
o hacer más breves
los veinte minutos largos del trayecto
sin atreverse a frecuentar
ninguna miniatura irrelevante de sus vidas
el más joven no ha subido al tren desde hace meses
el otro al recordarlo
se pregunta con indiferencia
si se habrá comprado un automóvil
© Fernando Sabido Sánchez
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