Pintura de Robert Motherwell
A María
I
Lo desconozco todo sobre ti
Aunque te pienso
Escapando de puntillas del laberinto
Para no despertar a la bestia
Tan sólo sé lo que me dijiste
Que el amor hace daño cada día
Cuando compartes tu vida con la muerte
Disfrazada de hombre
II
Nos trae el viento
un intenso olor a muerte
y millones de seres humanos
son carne de horca,
vivimos entre paréntesis,
picoteando, detrás de barrotes
que coartan necesidades,
intuiciones y fantasías inútiles
En días de plomo
todos los demonios me visitan,
me muevo entre hojas de tiempo
que acortan mi existencia
sin llegar a poseerla,
me siento cautivo
de una madurez indecente
En el entreacto,
una mujer llegó a visitarme
desde la nieve y le cuesta
acostumbrarse a mi calor
III
En los intersticios de la noche
El silencio trae a mi memoria
La pulsión de tu rostro de arcilla
Tallado en la vidriera del tiempo
Y tal vez hayamos muerto
Cuerpo a cuerpo el frío
Nos vence sin remisión
Como la injusta ley que nos parió
Para fatalmente asesinarnos
Sólo somos
El cordón umbilical de los años
Y ahora sí estamos muertos
.
3 comentarios:
"El amor hace daño cada día"
Ciertamente, así es, hasta incluso cuando nos sentimos cautivos de una madurez indecente.
Hermoso poema, poeta.
Un saludo cordial.
Si la vida fuera eterna
Si la muerte no existiera
tampoco existiría la poesía,
ni tu tendrias la necesidad,
de aferrarte a tus letras,
"para renacer".
Me gusta cómo te desgarras sobre el papel...por eso cada vez que te leo,"me haces sentir".
¡Gracias!
Me he quedado boquiabierta... y triste, conmovida. Touchée. Abrazo azul
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