miércoles, 17 de junio de 2009

AUSENCIAS, Por Fernando Sabido Sánchez








I


Cuando hubo amor entre nosotros
nos dirigíamos a la intimidad
prevenidos a compartir el sufrimiento
en un combate innecesario de egos
itinerario imposible a la felicidad

Fue preciso descubrir el atajo
que transcurre por el placer
y olvidar a este lado del horizonte
los cíclicos latidos de la fiebre



II

He regresado a nuestra ciudad desierta
a las calles despobladas
en las que sólo sobreviven
el silencio y los insectos
dime
para qué gritar si no puedes ya oírme

Recuerdo aquellos tiempos
la gente en sus asuntos
malgastando las horas
y fingiendo que viven
dime
para qué llorar si todo es inútil

Esta noche te imagino
reflejada en la luna de entonces
herida de sueños
dime
para qué sufrir si no puedo tenerte

Sólo queda un suburbio de sal
con viviendas teñidas de nácar
por las olas de un mar que no existe
dime
si ya no me amas
para qué sigue en alerta la muerte



III

Asfixiada en la rutina
has calcinado el tiempo de tu vida sin usarlo
pasando por los días
manchados con sangre en tu destino
sin concretar el alfabeto
con palabras de amor que te prohibías

Alergia suspendida en los poros
de tu piel vestida de desconfianza



IV

Miro la hora escrita en el sexo
de la noche
y aún es el día de ayer
que se muestra inoportuno
manchando a destiempo
la infidelidad de las caricias

Mañana se borrarán las cicatrices
traicionando
las promesas imprudentes de la cita
o la ilegal presunción de la inocencia



V

Ambos sabemos que nos separa
la distancia inaccesible de un naufragio
o las imaginarias coordenadas que trazamos
sobre la incierta superficie del mar

Me reconozco en la impaciencia
de todos los amantes
pero a la vez en la imposible concreción

de un nuevo abrazo
que plagie la aparente felicidad

de los enamorados

Y reniego de la inútil vocación

del solitario





.

1 comentario:

Leni dijo...

"para qué gritar si no puedes ya oírme"

Que tremenda esa ausencia.
Es casi un grito desesperado que desgarra el alma.
"para qué sigue en alerta la muerte"

Aferrarse al último verso salva el poema.

Precioso Fernando.

Besos