Fue como un descuido,
estuve en los brazos de una diosa
rodeado de pureza
cuando yo odio las parábolas,
y humedecí los labios con el vino
mientras le dibujaba caricias
encendiendo los deseos
lo juzgué una visión,
un brindis temerario al placer
con disonancias
y arrodillarse ante la sed,
un hola y un adiós a su desnudo
a un cuerpo sin pasión
en un paréntesis de ausencia
volví del sueño derrotado,
con necesidad de amar para sentirme hombre
mientras la diosa me imploraba
espera, no despiertes
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