I
A la chica rubia
que me ligó la otra noche
acabé prometiéndole amor eterno
al despertarnos
aunque la muerte me alcanzará
mucho antes que a ella
y podría ser perfectamente
su padre
tampoco nos encontraremos
en el cielo
porque a su edad yo había
abrazado incondicionalmente
el ateísmo
Pasará unos días en mi cama
tal vez después me envíe
alguna postal desde otro país
y en la distancia acabe
considerándome inexistente
Cuando decidió dejarme
no me sentí viejo ni derrotado
hasta compré un libro que trata
de la reencarnación
II
La caída en desgracia del hombre
no la comparte con ningún amigo
Hasta las amantes huyen aterradas
si la ruina amenaza un bienestar ficticio
Queda un último recurso
al final de la avenida construyen
el enésimo centro comercial
III
No esperes alhajas ni sedas,
sólo mis manos de fuego palparán
las geometrías de tu cuerpo
para revelarte el pulso de la vida
Descubre las tentaciones,
la piel vibrando de impaciencia,
la milagrosa conjunción de amor
y sexo
2 comentarios:
El inicio me ha gustado pero es que el final me ha parecido espléndido: ese no esperes alhajas (bellísima palabra, de las que ya poco se usan), sólo mis manos de fuego, y ese descubrir las tentaciones, de la piel vibrando de impaciencia... yo así también quiero una muerte para siempre. Abrazo azul (PD: y de palabra de verificación: resupic, ¿no será algo así como resurrección?)
para ¿azul?
la muerte es el final
la vida es una alhaja, la más
preciada
sobre resupic, sí es casualidad,
azar de blogger, soy ateo, no creo en
la resurrección
besos
Fernando
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