I
Entre sedas ocultan
los despojos de los ídolos
del lascivo acoso
de las ancianas sacerdotisas
Porque murmuran
la cicatriz húmeda de tu virginidad
peinas de negro
el corazón encendido de tu frente
dime muchacha si tu vida
es de espinas o caricias
Sobrevives para dar
un nuevo nombre a la farsa
y odias
que te juzguen cuando estás soñando
II
Te has desnudado y el deseo
no penetra en mi cuerpo
cerrándome todos los caminos
que bajan a tu vientre
cuando intuyo que ha llegado
el momento del suicidio
Perdí la voz
en el grito desesperado del aquelarre
negándole otras horas
a la bóveda de cristal de mi reloj
y te rechazo después de suplicarte
que me ames a escondidas
III
Sabes que hace siglos ya no nos hablamos
aunque sigamos día a día arrojándonos
palabras
y escenificando la condena cierta a soportarnos
sin ser capaces de colocar en nuestro lugar
estatuas
Nos queda tan sólo conocer el último secreto
cual de los dos leerá el discurso
en el funeral del otro
IV
Me acercas tus manos arrancadas de la tierra
a través de la noche del viento y del amor
manchadas por un vino endurecido y áspero
que derrama vino añejo sobre las abejas
Las tomo entre las mías y me moja el sudor frío
que intenta devolver la furia de la sangre
al corazón cien veces malherido
por las amargas impurezas de la miel
V
Amo a una mujer y mi existencia
se prolonga en un vuelo ingràvido
alma, cuerpo y maternidad
mas al amor no lo reconocería si faltara el deseo
la pasión
o el misterio que se esconde en un abrazo
Renuncio a quedarme atrapado
en el borde impalpable de la espuma
sin unir espíritu y materia
Porque la vida nace del amor y el sexo
Entre sedas ocultan
los despojos de los ídolos
del lascivo acoso
de las ancianas sacerdotisas
Porque murmuran
la cicatriz húmeda de tu virginidad
peinas de negro
el corazón encendido de tu frente
dime muchacha si tu vida
es de espinas o caricias
Sobrevives para dar
un nuevo nombre a la farsa
y odias
que te juzguen cuando estás soñando
II
Te has desnudado y el deseo
no penetra en mi cuerpo
cerrándome todos los caminos
que bajan a tu vientre
cuando intuyo que ha llegado
el momento del suicidio
Perdí la voz
en el grito desesperado del aquelarre
negándole otras horas
a la bóveda de cristal de mi reloj
y te rechazo después de suplicarte
que me ames a escondidas
III
Sabes que hace siglos ya no nos hablamos
aunque sigamos día a día arrojándonos
palabras
y escenificando la condena cierta a soportarnos
sin ser capaces de colocar en nuestro lugar
estatuas
Nos queda tan sólo conocer el último secreto
cual de los dos leerá el discurso
en el funeral del otro
IV
Me acercas tus manos arrancadas de la tierra
a través de la noche del viento y del amor
manchadas por un vino endurecido y áspero
que derrama vino añejo sobre las abejas
Las tomo entre las mías y me moja el sudor frío
que intenta devolver la furia de la sangre
al corazón cien veces malherido
por las amargas impurezas de la miel
V
Amo a una mujer y mi existencia
se prolonga en un vuelo ingràvido
alma, cuerpo y maternidad
mas al amor no lo reconocería si faltara el deseo
la pasión
o el misterio que se esconde en un abrazo
Renuncio a quedarme atrapado
en el borde impalpable de la espuma
sin unir espíritu y materia
Porque la vida nace del amor y el sexo
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