
I
He vuelto por unas horas
a la que jamás fue mi niñez
a los años en que se ausentaban los pájaros
en el cielo nublado de todas las mañanas
sin encontrar el lugar secreto
en el que nos escondían los juguetes
Un día dos niños se besaron
ignorando por qué el instinto
les empujó a ocultarse
en el nido abandonado de los gorriones
II
Miro la hora escrita en el sexo
de la noche
y aún es el día de ayer
que se muestra inoportuno
manchando a destiempo
la infidelidad de las caricias
Mañana se borrarán las cicatrices
traicionando
las promesas imprudentes de la cita
o la ilegal presunción de la inocencia
III
He tenido que aprender más de un oficio
para rebasar ciertos límites
y no cimentar mi vida en un invernadero
Entro sin llamar
a las casas sin puerta de los peregrinos
y me siento en el suelo a compartir palabras
sin aceptar las sugerentes ofertas
de los mercaderes
Es difícil imaginarlo a la vez que rechazo
los esporádicos ataques de la melancolía
IV
No debes ahora recordar
el pasado que compartimos
a destiempo
Has conocido a otro hombre
y me dices te posee
una pasión insólita
que no te reconoces
Escúchame
no puedes apagar el sol
Además es mediodía
V
Al oscurecer
se pierde estérilmente
la belleza de todos los paisajes
porque nadie sabe retenerla
entre sus manos
Solo la sensibilidad
de ciertos ojos fotografía
con sales de cinc en la memoria
los rescoldos
VI
Han sembrado mi entorno de embustes
que me impiden oír
el murmullo de las oraciones
y escondo la locura
no mirando a los ojos del prójimo
Encontrar un sitio a mi gusto
sin traspasar la línea
tras la que sobreviven los doblegados
es la última oportunidad
VII
Éste no es nuestro sitio
ni aunque hagamos cola
nos dejarán
mudarnos de los suburbios
Aquí tienen ellos
sus ministerios y los museos
al lado del palacio
del señor obispo
VIII
No buscas la realidad en los ojos de nadie
ni frecuentas para conversar a los viejos conocidos
Has comprado racimos inmaduros para calmar el ansia
escuchando en los labios del lienzo canciones inéditas
y nunca serás feliz sin poner un nombre
a lugares cercanos que has decidido no visitar
Sobre un fondo de rojas arenas movedizas
quieres levantar los cimientos del suicidio
IX
Cuando se ganó a pulso la inmortalidad
el océano le ofreció una botella vacía
arrojándolo ebrio a una isla deshabitada
en la que conoció la maldición bíblica
Buscó caminos que giraban a la izquierda
suplicando de la eternidad el indulto
o al menos la resurrección
moldeada en el barro que supura la muerte
X
Has cerrado tus ojos y apretado los labios
y te ovillas como una niña recién alumbrada
aunque tu rostro apesta a tristeza
Puedo arrancar de tu pecho el hierro negro
hacer que tu cuerpo no muera
pero no es fácil sanar un corazón mordido
¿Sabes?
Muerden los que hieren la amistad
y se llevan las palabras sin pagarlas
XI
Entre sedas ocultan
los despojos de los ídolos
del lascivo acoso
de las ancianas sacerdotisas
Porque murmuran
la cicatriz húmeda de tu virginidad
peinas de negro el corazón encendido
de tu frente
dime muchacha si tu vida
es de espinas o caricias
Sobrevives para dar
un nuevo nombre a la farsa
y odias
que te juzguen cuando estás soñando
XII
Dos amantes desean amarrarse al tiempo
implorando una ráfaga de pasión renovada
que permita desterrar los monólogos
y emprender el regreso hacia la tierra prometida
En la última noche del sur estalló el relámpago
que tizna al cansancio de olor a quemado
inoculando en los cómplices la decepción
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