
Juntos, sí, pero sólo físicamente
sin que nuestras almas teñidas de imperfección
se hablen o inclinen ante la certeza
Por eso estamos solos, una y uno
en cada instante de ausencia compartida
que se lanza contra nuestras conciencias
y las condena a desacostumbrarse
La vida se ha transformado en muerte anunciada
y sólo nos queda mirar para otro lado
como si no nos estuviera sucediendo a nosotros
.