Esmalte sobre Madera y Aluminio
I
EN ALGUNOS ASUNTOS NO
CABEN MEDIAS TINTAS
Admite que no sabes
vivir sin amar
y te has implicado
en relaciones oscuras
con asiduidad
a lo largo y ancho
de tu existencia
Te amaron al menos
diez hombres
y aquella mujer
que te empapó de dulzura
en un momento para ti
muy doloroso
cuando te hizo daño
un mal nacido
que te detestaba fuera
de la cama
Y debo creerte
ante un folio en blanco
para no emborronarlo
con unas conclusiones
posiblemente desacertadas
pero trato de saber
si me amas o me odias
Ya sabes
en algunos asuntos
no caben medias tintas
II
POEMA DELIRANTE
Presiento que estamos
enterrando
las viejas canciones de amor,
que el viento de la umbría
va deshojando nuestro libro
verso a verso
sin demorar el arribo
de la muerte
Recuerdo los gemidos
del ensueño,
el ungüento invisible que nos salvó
a veces del naufragio
sin juramentos apócrifos,
la infidelidad desprovista
de estigmas,
las ascuas
Y ahora cada palabra,
cada letra
vagará por paisajes inhóspitos
de algarabía,
nómadas en una selva de pájaros
que desafinan el silencio,
que rompen olas
de lágrimas negras,
tal vez crisálidas a contraluz
trepando la oscuridad
para ponerse a salvo
de espejismos baldíos
III
LOS HELADOS LABERINTOS
DE TU AUSENCIA
Sigo buscándote cada noche
cuando en la casa
cesa el rumor de las ventanas
y las quemaduras levantan
alambradas de acero
que tratan de apresar
los gemidos del insomnio
¿Recuerdas?
Cada noche a las doce
explotaban las estrellas
y gritábamos mil veces
a la espera de un latido
de la lluvia azul de los cristales
o de un soplo súbito
de eternidad
suspendida en la luz ferviente
de los besos
En mi corazón
no hay olvido ni sueños
la luna se oscurece
envuelta en la ceniza
para no alumbrar
los helados laberintos
de tu ausencia
IV
DEBES VOLVER A LA ESTACIÓN
SIN PRISAS
Permaneces secuestrada
en ti misma
recluida en la expectante espera
de un imaginario aviso
del destino
sombra que empuja el viento
por las dudas cómplices
de tu letargo
No te es posible viajar
hasta el rincón de tu interior
que aún no conoces
es un castillo de arena
en el sueño de tu playa
despoblada
Bajaste de aquel tren
en una estación sin nombre
de un lugar desconocido
sin equipaje
y te vistió la noche
la soledad
o el frío que te enferma
del invierno
Nada puedo decirte
aunque me preguntaras
has roto hasta el reloj
que marcaba el tiempo
en el constante naufragio
de tu vida
Debes volver a la estación
sin prisas
y elegir algún lugar con nombre
para despertar en primavera
entre el humano murmullo
de otras gentes
I
EN ALGUNOS ASUNTOS NO
CABEN MEDIAS TINTAS
Admite que no sabes
vivir sin amar
y te has implicado
en relaciones oscuras
con asiduidad
a lo largo y ancho
de tu existencia
Te amaron al menos
diez hombres
y aquella mujer
que te empapó de dulzura
en un momento para ti
muy doloroso
cuando te hizo daño
un mal nacido
que te detestaba fuera
de la cama
Y debo creerte
ante un folio en blanco
para no emborronarlo
con unas conclusiones
posiblemente desacertadas
pero trato de saber
si me amas o me odias
Ya sabes
en algunos asuntos
no caben medias tintas
II
POEMA DELIRANTE
Presiento que estamos
enterrando
las viejas canciones de amor,
que el viento de la umbría
va deshojando nuestro libro
verso a verso
sin demorar el arribo
de la muerte
Recuerdo los gemidos
del ensueño,
el ungüento invisible que nos salvó
a veces del naufragio
sin juramentos apócrifos,
la infidelidad desprovista
de estigmas,
las ascuas
Y ahora cada palabra,
cada letra
vagará por paisajes inhóspitos
de algarabía,
nómadas en una selva de pájaros
que desafinan el silencio,
que rompen olas
de lágrimas negras,
tal vez crisálidas a contraluz
trepando la oscuridad
para ponerse a salvo
de espejismos baldíos
III
LOS HELADOS LABERINTOS
DE TU AUSENCIA
Sigo buscándote cada noche
cuando en la casa
cesa el rumor de las ventanas
y las quemaduras levantan
alambradas de acero
que tratan de apresar
los gemidos del insomnio
¿Recuerdas?
Cada noche a las doce
explotaban las estrellas
y gritábamos mil veces
a la espera de un latido
de la lluvia azul de los cristales
o de un soplo súbito
de eternidad
suspendida en la luz ferviente
de los besos
En mi corazón
no hay olvido ni sueños
la luna se oscurece
envuelta en la ceniza
para no alumbrar
los helados laberintos
de tu ausencia
IV
DEBES VOLVER A LA ESTACIÓN
SIN PRISAS
Permaneces secuestrada
en ti misma
recluida en la expectante espera
de un imaginario aviso
del destino
sombra que empuja el viento
por las dudas cómplices
de tu letargo
No te es posible viajar
hasta el rincón de tu interior
que aún no conoces
es un castillo de arena
en el sueño de tu playa
despoblada
Bajaste de aquel tren
en una estación sin nombre
de un lugar desconocido
sin equipaje
y te vistió la noche
la soledad
o el frío que te enferma
del invierno
Nada puedo decirte
aunque me preguntaras
has roto hasta el reloj
que marcaba el tiempo
en el constante naufragio
de tu vida
Debes volver a la estación
sin prisas
y elegir algún lugar con nombre
para despertar en primavera
entre el humano murmullo
de otras gentes
.
4 comentarios:
Muy hermosos todos. Me gusta como escribes. un abrazo
Me encanta la pintura.
De los poemas puedo decirte que el primero y el tercero me han llegado más, son fuertes y crudos. Un abrazo Fernando.
Me encanta poder compartir la expresión de la poesía con quienes tienen la misma fascinación por expresar sus emociones con espontaneidad y transparencias, lindos escritos.
Saludos
Que lindo poema!
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