viernes, 11 de septiembre de 2009

LA SOLEDAD NO PIDE PERMISO, Fernando Sabido Sánchez








La soledad no le pidió permiso, se alojó
clandestinamente en las grietas de la vejez
y en el corazón calcificado el día en que apenas
existía ya en sí mismo

Algunos blues y otros pertrechos para una eternidad
bajo tres palmos de tierra no ahuyentaron el olor
de la ambrosía, habia perdido toda su fe en lograr
acercarse a las hogueras y en perdurar


Esa misma noche, el anciano preparó las maletas
por si acaso





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8 comentarios:

Lisandro dijo...

La soledad no pide permiso porque entra sola y sigilosamente, muchas veces entra en un silencio y cuando nos descuidamos la tenemos haciéndonos compañía... un abrazo, muy lindo post.

Jordi Maqueda dijo...

Siempre he dicho, que la soledad debe ser una opcion, entonces.. y solo entonces y en ese caso, es una agradable compañera. pero...Cuando la soledad es una obligacion,o uncastigo social es una terrible tragedia. Yo hace años elegi, y no me arrepiento de nada. aun hoy sigo eligiendo Soledad, Podria no estar solo si quisiese, pero es que, señores, yo no aguanto a nadie, como a nadie le pido que me aguente a mi. Asi soy yo. mas solo que la una, y mas feliz que un ascua arrimada a su sardina.

Dolores Ar dijo...

Se la admite cual compañera, si consigues no depender de ella. Que no te reste un ápice de libertad para seguir disfrutando de tanto bueno como la vida nos brinda. Es fácil caer entre sus tentáculos y quedar atrapada por engañosas promesas de silencio voluntario que, sin duda, te llevan a un aislamiento desmedido de tu realidad tangible.
Amo la soledad...esa que nunca está sola.

Gracias Fernando por hacerme un hueco y poder leerte con placer.

Salu2

María BlancaNieves dijo...

“La soledad no le pidió permiso, se alojó
clandestinamente en las grietas de la vejez
y en el corazón calcificado el día en que apenas
existía ya en sí mismo”

Interesante apertura que pocos, muy pocos podrán comprender.
Son tan ciertos estos versos que en lo personal, me llegan a doler, no por mí, no, pues mi tiempo está contado
y no sabré de los sonidos estridentes que produce el silencio de la soledad en la tercera edad. Leer pausadamente, empuja a palpar
los afilados dientes de esa soledad en un roto perdurable de la misma esencia.

“Algunos blues y otros pertrechos para una eternidad
bajo tres palmos de tierra no ahuyentaron el olor
de la ambrosía, había perdido toda su fe en lograr
acercarse a las hogueras y en perdurar

Esa misma noche, el anciano preparó las maletas
por si acaso”

Lo has dicho todo al cerrar tan impresionantes versos. ¿Acaso es el destino de todo ser aguardar sin fe el último latido del corazón?.
Hay muchos tipos de soledad, las hay intencionales, y son las que buscamos muchas veces para aislarnos de todo cuanto nos perturba.
Las escandalosas, son las típicas soledades acompañadas. Pero la que llega sin permiso a instalarse en cada amanecer de nuestras vidas es la más triste y considero que nosotros mismos la llamamos en silencio pues somos el producto de lo que realizamos y provocamos.
Yo inventé mi propia soledad, donde los silencios nunca aguardan, se manifiestan en sonidos esplendentes, son las resonancias de la vida.

Me llevo la belleza de tus versos en mi alma para no olvidar jamás, que justo a la vuelta del calendario existe una soledad que no conoceré.

Mis respetos y admiración en un fuerte abrazo.

BlancaN.

genetticca dijo...

A mi me parece hermosa, significativa,llena de pensamientos,creativa,profunda...la soledad es ese estado maravilloso donde nos podemos permitir el lujo de ser nosotros mismos.
Existen,pero,otro tipo de soledades, pero esas no se llenan aunque estemos constantemente acompañados.

Un saludo

Anónimo dijo...

¡Enhorabuena por tu blog!
Es fantastico, muy interesante.

Te invito a visitar el mio:
delibrosypensamientos.blogspot.com

Espero que te guste.

Un saludo

Anónimo dijo...

La soledad siempre fue buena si tú la eliges como compañera. Otra cosa es que te la impongan por obligación.
Y tampoco es que tengas que estar sola, tú sola. Se puede estar sola en medio de un centenar de gentes.Esa soledad es la terrible. La que no conoce fronteras. La que quema la vida. La que siempre está al acecho y siempre te espera.

Soy Lía
13 Septiembre 2009

Ana Muela Sopeña dijo...

Genial poema, Fernando, como todo lo que escribes. Este poema es sencillamente de esos que calan hasta los huesos.

Te sigo
Felicitaciones
Un beso, querido y admirado poeta
Ana