I
Los días deambulan sin benevolencia
sembrando de llagas la memoria
y el camino se nos antoja peligroso
por un bronco laberinto
que se desliza cuesta abajo
Los semáforos en rojo paralizan
los remordimientos
y la culpa no nos pertenece
abocados a navegar en solitario
El mañana siempre es un deseo
que se aplaza entre dos malogrados
fragmentos de conversación
en los que buscamos alguna razón
para seguir viviendo
II
No entiendo tu desprecio
ni que me prohíbas penetrar
en tu letargo
o que puedas sentir las voces
de un peligro imaginario
en las noches infinitas del presente
Me siento confundido por tus dudas
de que te parezca natural
ir llenando los vacíos del amor
que se evapora
los recuerdos y la pasión
de un ayer aún reciente
por un odio tan inexplicable
como absurdo
Cuando mis palabras se inflaman
con las llamas de tu apatía
la impotencia es una piedra que golpea
hasta hacer que brote la sangre
en mis sentidos
y la soledad
en forma de agitado mar
me ahoga sin remedio
III
Cegado por la angustia
sé que tu amor fue una ficción
y lo vivo ahora en toda su crudeza
puedes justificar la soledad
la angustia que te atormentaba
de saberte incompleta
perdida en la vida de los otros
convencional y circunspecta
Admiro tu habilidad al mostrarme
tu colección de máscaras
y el repertorio completo de apariencias
disimulando el egoísmo
con vestidos de seda transparente
preguntándome quién eras
a la vez que oculta
en las hirientes aristas
de un diamante
Declaro mi impotencia
al saberte reflejada
en un espejo convexo
que deforma tu imagen
según la perspectiva
Tanta contradicción
por días
hoy eres la que ha muerto
mañana
¿es aún posible?
la que me puede devolver la vida
Los días deambulan sin benevolencia
sembrando de llagas la memoria
y el camino se nos antoja peligroso
por un bronco laberinto
que se desliza cuesta abajo
Los semáforos en rojo paralizan
los remordimientos
y la culpa no nos pertenece
abocados a navegar en solitario
El mañana siempre es un deseo
que se aplaza entre dos malogrados
fragmentos de conversación
en los que buscamos alguna razón
para seguir viviendo
II
No entiendo tu desprecio
ni que me prohíbas penetrar
en tu letargo
o que puedas sentir las voces
de un peligro imaginario
en las noches infinitas del presente
Me siento confundido por tus dudas
de que te parezca natural
ir llenando los vacíos del amor
que se evapora
los recuerdos y la pasión
de un ayer aún reciente
por un odio tan inexplicable
como absurdo
Cuando mis palabras se inflaman
con las llamas de tu apatía
la impotencia es una piedra que golpea
hasta hacer que brote la sangre
en mis sentidos
y la soledad
en forma de agitado mar
me ahoga sin remedio
III
Cegado por la angustia
sé que tu amor fue una ficción
y lo vivo ahora en toda su crudeza
puedes justificar la soledad
la angustia que te atormentaba
de saberte incompleta
perdida en la vida de los otros
convencional y circunspecta
Admiro tu habilidad al mostrarme
tu colección de máscaras
y el repertorio completo de apariencias
disimulando el egoísmo
con vestidos de seda transparente
preguntándome quién eras
a la vez que oculta
en las hirientes aristas
de un diamante
Declaro mi impotencia
al saberte reflejada
en un espejo convexo
que deforma tu imagen
según la perspectiva
Tanta contradicción
por días
hoy eres la que ha muerto
mañana
¿es aún posible?
la que me puede devolver la vida
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