martes, 23 de diciembre de 2008
MARLENE DIETRICH, Por Fernando Sabido Sánchez
Consagrada en un cine primitivo, mudo
Se ofreció tan bella como la muerte en El Ángel Azul
y viajó hasta las nieves perpetuas
en el Expreso de Shangai con Von Sternberg
Testigo de Cargo, sus besos nacìan de labios
tallados en hielo, musa de Willy Wilder
Orson Welles la elevó a los altares del celuoide
en Sed de Mal. Nos queda de ella la Inmortalidad
escrita con la sangre añil de su estirpe en los arcanos
del Séptimo Arte
María Magdalena von Losh Dietrich
Marlene, la que fue Diosa, la Única
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