jueves, 1 de julio de 2010

INCOMUNICACIÓN, Por Fernando Sabido Sánchez


HUMO DE JOSÉ LUIS NESTARES





I

TRAVESTIDO

En el ceremonial íntimo del solitario
las lágrimas se confunden con la cobardía
es un proscrito por la realidad de lo distinto
maquillaje que juzga la sociedad
de irreverente

Ya en la calle cruza la frontera
misántropo en sus sentimientos de mujer
y la noche le sorprende
saldando su deuda con la naturaleza

Allí donde nadie conoce su secreto
le han visto del brazo del mendigo
sufriendo por amor
en la prisa de las horas
mordiéndose el deseo
en la esquina del coraje
aprendiendo a convivir
en los sueños con las brasas

Hoy se siente el protagonista de su vida
encerrada en el baúl de la infancia tantos años
y en la acera del placer prohibido
comparte con las putas
la desgarrada melodía de un blues
que estalla en el silencio
de un destino encadenado
a la ambigüedad maldita de su sexo


II

INDIVIDUALIDAD

Jamás se dirigieron la palabra
pese a tener algo en común
coincidir puntualmente cada tarde
en el último vagón de un tren de cercanías

Acaso alguna vez
disimularon las sonrisas al cederse
el asiento absortos en la individualidad
confundida de la multitud

Evitaron la oportunidad
de cruzarse un ¡hola! ¡buenas tardes!
o hacer más breves
los veinte minutos largos del trayecto
sin atreverse a frecuentar
ninguna miniatura irrelevante de sus vidas

El más joven no ha subido al tren
desde hace meses
el otro al recordarlo
se pregunta con indiferencia
si se habrá comprado un automóvil


III

INCOMUNICACIÓN

A la difusa luz que habita
la penumbra del cabaré
el temblor de sus irritados ojos
se detiene en un cuerpo ceñido
en seda transparente

Niega al corazón el disfrute
de la pasión que le es ajena
consciente de recaer
en el inevitable desenlace
hostil e incrédulo
del amor que se alquila
en la impostura de otra madrugada

Arrastra su indolencia
que asesina cada noche
transitando la ciudad hueca de los años
malestar contraído
en eternas veladas
refugiado en el alcohol

De la vida apenas espera
unas palabras compradas
o la sonrisa mercenaria de una máscara

En algún instante de la velada
por enésima vez un desconocido
hará sonar en el viejo tocadiscos
el negro blues de la incomunicación

4 comentarios:

Inés dijo...

Querido Fernando
La soledad nos persigue a todos, nos disfrazamos, nos incomunicamos, y luego nos preguntamos porqué
qué hará falta para no sentir tanta soledad y acompañar el alma. Amor.
Un abrazo enorme para ti

Sara Castelar Lorca dijo...

La soledad...compañera siempre del poeta, un placer leerte Fernando. Un abrazo grande

Unknown dijo...

INÉS, GRACIAS POR PASAR POR MIS LETRAS
Ah!, acuérdate y me mandas la foto de los diablos
un beso
nando

Unknown dijo...

sara
gracias por tu visita, espero
sigas bién
un beso
nando